vuelve el duo  Kerascoët de la mano de Astiberri

"Belleza", un anticuento sobre la pesadilla de los sueños hechos realidad

Pommepuy y Cosset regresan con "Belleza" en el que vuelven a deconstruir el mundo de los cuentos, a partir de los clásicos, para reflexionar sobre su mensaje y contenido

20/04/2018 - 

VALÈNCIA.- ¿Puede la belleza convertirse en la puerta de entrada del caos y la destrucción si se usa a discreción? ¿Puede la inteligencia transformarla en una poderosa arma capaz de restaurar la paz y el equilibrio? Esto plantea Belleza, el nuevo cómic de Kerascoët y Hubert, una auténtica delicatessen recién editada por Astiberri. Kerascoët, dicho sea de paso, es el nombre de un pueblo francés y el pseudónimo del combo formado por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset, un matrimonio (artístico y real) cuya fama en España está muy por detrás de su talento ya que lo único suyo que hay por estos lares (salvo error) es La Virgen del burdel, que llegó a las librerías hace ya una década, y el más reciente Preciosa oscuridad (spaceman, 2016)

Con Belleza, viajamos a un país dividido en los reinos del Norte y del Sur y dominado por las hadas Mab la oscura (y que sería difícil distinguir de un demonio), y Mara la clara, en el que Hedionda, una fea criada de intenso olor a yodo debido a su labor de descamar pescado, es repudiada por su madrina, con la que vive. Sometida a una vida de constantes vejaciones a causa de su fealdad, pide el único deseo del que es capaz cuando se le presenta la oportunidad: la belleza. Una historia contada con un estilo en el que linda (o combina en su justa medida) lo naïf con los guiños al manga, pero que nadie se esconde: la historia tiene la contundencia del Speed Metal.

A partir de entonces y sin que su aspecto cambie un ápice, todos verán en ella al ser más hermoso de los confines de ambos reinos. Solo el olor a pescado la acompañará durante toda su vida, recordándole de dónde procede en realidad. Llegados aquí hay que hablar del tercero en discordia: el colorista Hubert. Astiberri ha optado por la edición en bitono en lugar de la de color, que es donde este colaborador habitual de David B. y de la serie regular de Spirou suele lucirse. La decisión puede criticarse, pero está justificada. Ese bitono le da una apariencia más de cuento (o anticuento si el concepto existe) y menos de tebeo. Si han hecho bien o no, que lo decidan los lectores.

Culto a la vacuidad

Dividida en tres partes, Belleza muestra bajo la apariencia de un cuento clásico —magnífica la labor de desconstrucción— la bajeza del ser humano en todo su esplendor: violaciones, asesinatos y guerras desencadenados por una «cara bonita». Quien esté mínimamente sensibilizado con la violencia de género verá en esta obra muchos guiños a la actualidad más atroz. Los hombres no salen bien parados en esta historia, pero tampoco las mujeres, huyendo así el cómic de un mero arquetipo feminista: si la idiocia de los hombres ante la belleza compunge al lector, lo hace más la vacuidad de la protagonista al no saber encaminarse con sensatez por la vida.

Unos y otra llevarán al país a la destrucción total: ellos por quedar embelesados ante su físico, impidiéndoles pensar en nada más; ella por hacer y deshacer a su antojo como una María Antonieta al uso cuando se convierte en Reina del Sur.

Vertebran la historia dos personajes que consiguen que tengamos un ápice de fe en la Humanidad: Odón, el único caballero que escapa a su sortilegio, y la princesa Claudina, a quien el hada Mara «otorgó a la niña dones que solían destinarse a los varones: un vivo ingenio, independencia de pensamiento y capacidad de mando».  

Un buen escarmiento, este cómic, para los abanderados del culto al cuerpo, o más bien, del culto a la belleza… o a la vacuidad. Publicada originalmente en forma de trilogía, la última entrega llevaba el título de "simples mortales". Excelente resumen de una obra que fue finalista en 2015 a los Ignatz Awards (los Eisner para publicaciones independientes) y que habla sobre el peligro de que los sueños se hagan realidad y que bajo la apariencia de cuento de hadas es un duro retrato de la maldad que se oculta tras las apariencias.

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Escribe todos sus reportajes con viñetas, Jess Ruliffson cree en el cómic como medio para hacer periodismo. Su gran obra, Invisible Wounds, es lo que pretende. Tratar de acercar la figura de los veteranos de guerra no para juzgarlos, sino para comprenderlos. Es una colección de testimonios en primera persona de ex marines que aborda temas tan dispares como la homofobia, el suicidio y el estrés postraumático con un enfoque aséptico, pero con una fuerte carga emocional inevitable

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