astiberri publica "coda", UNA EXCELENTE BIOGRAFÍA DE LA SERIE

Bone: la idea de un niño de cinco años que se convirtió en un clásico del cómic

En 1991, llegaba a las tiendas de cómics americanas 'Bone', un tebeo autoeditado por el entonces desconocido Jeff Smith. Un cuarto de siglo más tarde, un libro repasa la historia del último gran clásico del noveno arte

23/07/2017 - 

VALÈNCIA. - Julio de 1991. Entre los cientos de novedades del mes, llega a las tiendas de cómics una nueva colección dibujada por un, hasta la fecha, ilustre desconocido llamado Jeff Smith. Por la portada, se diría que es un tebeo para niños. Llama la atención que está publicada por Cartoon Books, una editorial creada por su único dibujante que ve así cumplido su sueño de llevar al papel a un personaje en el que empezó a trabajar cuando tenía únicamente cinco años.  Había nacido Bone, una saga que no es exagerado decir que logró alcanzar la categoría de clásico mucho antes de que se publicara la serie entera. Probablemente sea, con permiso de las Tortugas Ninja, el personaje más rentable de la historia de la autoedición y, sin lugar a dudas, el más premiado.

Aunque la mayoría de lectores sigue llamando Bone al protagonista de la saga, en realidad no es el nombre de nadie sino el apellido de tres primos, que han sido expulsados de Boneville, ciudad habitada (como es fácil de deducir) por unos seres llamados Bone. El trío protagonista corresponde al típico tríptico literario: el bueno (Fone), el gruñón (Phoncible P. "Phoney" Bone ) y el simpático tontorrón (Smiley). Por supuesto, lentamente la lista se irá ampliando con un elenco de buenos capitaneados por la hermosa Thorn Harvesta (de la que Fone está locamente enamorado) y que incluye a la Abuela Ben, Lucius Down, el dragón Rojo. Entre los malos, las temibles (aunque entrañables) monstrorratas, el encapuchado, el señor de las langostas… Si alguien cree apreciar un poco de rollo Tolkien que no se sienta culpable. Como dijo el crítico de Time Arnold Andrew es «tan absorbente como El Señor de los Anillos pero mucho más divertida»

Si, trece años después de que se publicara el último número de la saga (el que hacía el 55) Bone vuelve a estar de actualidad es porque Astiberri (que nos quiere más que Papa Nöel) ha publicado en España Coda, un álbum que incluye una «nueva (y completamente superflua) aventura protagonizada por los primos bone». Cierto que es un simple divertimento de poco más de 30 páginas que no lleva a ningún sitio, pero a los aficionados les resultará imposible no sentir un poco de morriña de cuando lo leyeron por primera vez.

‘Bone’ desconocido

Pero sin duda, lo más importante de Coda es la cantidad de información que aporta sobre la serie. En realidad, esa pequeña historia no es más que un pequeño gancho para explicar la génesis y el posterior desarrollo de las andanzas de la serie. Ahora, no debe haber una sola tienda especializada en el planeta que no tenga los recopilatorios de Bone a la vista (se ha traducido a 26 idiomas), y lo interesante de Coda es que recorre de la mano de Jeff Smith y el especialista  Stephen Weiner la intrahistoria de un clásico que comenzó el día que el dibujante y su mujer Vijaya optaron por cerrar su empresa de animación y concentrarse en hacer realidad su sueño: publicar Bone.

Lo primero que llama la atención es que, en contra de lo que se piensa, Bone no fue hasta hace relativamente poco una novela gráfica para niños. Nació para ser vendida en tiendas especializadas en las que solo se aventuraban los frikis, cuya edad media rondaba los 30 años. Y, bromea Smith, antes de que se le considerase una obra infantil era un tebeo “para novias”, uno que los coleccionistas dejaban a sus chicas porque sabían que les iban a gustar y porque daba una imagen de ellos que no hubieran logrado dejándoles El regreso del caballero oscuro de Frank Miller. Conclusión, que Bone no empezó a distribuirse como libro infantil hasta 2005, cuando la editorial Scholastic decidió lanzar la edición en color. Dato curioso —otro de tantos– es que el que convenció a Smith para que diera ese paso fue Art Spiegelman, autor de Maus.

Más madera. Bone es un cómic underground. ¿Quién lo diría? Es difícil no incluir en la categoría de funny animals, tanto como no ver la influencia de Walt Kelly (Pogo), Carl Banks (El pato Donald) o el humor de Chuck Jones (Bugs Bunny), pero las referencias de Smith en la época eran autores como Dave Sim (Cerebus), Wendy y Richard Pini (Elfquest) —que habían demostrado que es posible sobrevivir autoeditándose— y la nueva hornada de dibujantes que se situaban al margen de los cánones establecidos (Cris Ware, Peter Bagge, Dan Clowes, los hermanos Hernández…). De hecho, descubrir que había vida más allá de los superhéroes fue lo que le animó a probar suerte en el mundo de los cómics.

El éxito de Bone, en contra de lo que cuenta la leyenda, no se basó en el boca a oreja. De hecho, las ventas del número uno fuero discretas, y cada ejemplar que se publicaba iba a menos. Pero, curiosamente, las dos revistas más importantes del sector The Comics Journals, Wizard y Comic’s buyers guide coincidieron en dedicarle unos reportajes elogiosos mientras que Neil Gaiman (que, gracias a Sandman era ‘el autor’) o Frank Miller (poco después de El regreso del Caballero Oscuro) se deshicieron en elogios. A eso se sumó que Smith fue un excelente empresario que aprovechó muy bien el auge de la autoedición que hubo en los noventa (y del que la editorial Image fue el más claro exponente) y que, gracias a su idea de ir sacando recopilatorios a medida que la serie avanzaba, permitía que los nuevos lectores pudieran remontarse hasta el principio de la saga. Incluso creó el ‘ladrilo’ (the brick), 1.344 páginas en un solo volumen que pesa cerca de dos kilos.

¿Vida después de Bone?

Lo bueno y lo malo para un creador que firma algo como Bone y que llega tan lejos con su primer trabajo es que luego todo es cuesta abajo. Eso no quiere decir que Smith no haya hecho cosas interesantes, pero es poco probable que vaya a llegar tan lejos como con su gran saga. Para DC hizo Shazam!: The Monster Society Of Evil!, una más que olvidable aventura del Capitán Marvel que tanto le gustaba de pequeño pero que dejó poca huella. Las críticas fueron relativamente buenas, pero es difícil saber hasta qué punto fue porque nadie se atrevía a hablar mal del genio. Aún así, tuvo mejor suerte que Tuki, una historia de aventuras situada en la prehistoria que se interrumpió en el número 4 y que —según dice— algún día retomará.

Más éxito tuvo con Rasl, sobre las andanzas de un ladrón de guante blanco (en realidad, un científico a la fuga), con las que el de  Pensilvania intentó reinventarse. Por un lado, una historia que se lee a gusto y que mezcla noir y ciencia ficción con bastante eficacia; por otro, una obra interesante pero para nada imprescindible. Smith, sin duda, seguirá alumbrando trabajos interesantes, pero difícilmente volverá a tocar el cielo como hizo con Bone. Ni falta que hace.

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