conferencia mundial del clima (ii) / OPINIÓN

Algo está sucediendo

9/12/2019 - 

Cuando la mascota reclama su paseo matutino, aún no ha amanecido sobre Madrid; son las siete de la mañana; y un frío respetable en la tranquila Alameda de Osuna, lugar donde también llegaron las noticias de la multitudinaria manifestación de ayer, y además, nos encontramos ante una acumulación inusual de grupos, dirigiéndose a otro nuevo encuentro masivo en pro del Planeta, según me confirman los interesados, el Autor se auto afirma: ¡Algo está sucediendo!

Pero aparte del “tirón” mediático qué produce Greta Thumberg, nos queda por saber un poco sobre las reales pretensiones de ese poderoso grupo económico-financiero qué se mueve a su alrededor.

¿Sólo altruismo? No lo creo, ese sentimiento hace décadas qué desapareció de la faz de la tierra, y esa virtud, únicamente anida en determinados mortales.

Me preocupa, qué nos estén llevando hacia la creación de “otro bloque”, liderado actualmente por alguien qué inspira confianza al resto de los humanos, (ya más qué desesperados), pero, puede, qué en este y otros momentos, se encuentre ajena a realidades, y qué éstas acaben imponiendo otras crudas y distintas, llegada la hora.

Nos falta información veraz.

No me adentraré en el significado del “establishment del crudo”, y su negocio de los “combustibles fósiles”, ampliamente conocidos y de efectos lamentablemente duraderos.  

Pero sí me gustaría compartir con mis respetados lectores el auténtico privilegio qué supone poder asistir del 1 al 13 de diciembre, al máximo de conferencias impartidas por científicos y expertos en COP-25. para al menos, intentar transmitirles algo de su esencia.

Existen jornadas alrededor de unas 20 a 30, Conferencias a las cuales resulta imposible acudir a su totalidad.

Suponen,  algo así como desenterrar la razón y el conocimiento a través de la luz desplegada por estos expertos o sabios, qué desde una profunda Caverna, al igual que ocurrió con los moradores de la Obra de Platón y su “Mito”.

Pero claro, lo primero que cabe preguntarse es ¿cuánto tiempo llevará un cambio de giro en los mercados del “establishment” del petróleo, cuyo significado sea el destierro amenazante de sombras sobre la cada vez más destruida naturaleza?

Algunas conclusiones resultan demasiado explícitas

Una, resulta clara. No será posible contemplar un Planeta, en plan positivo, como muchos imaginan.

Se deberán efectuar planteamientos radicales qué posibiliten recuperaciones parciales mediante actuaciones en Zonas de urgencias de necesidades perentorias.

Plazos mínimos destinados a una recuperación reducida y parcial, o sea, como si se tratara únicamente de una interrupción o freno al proceso destructivo en algunas Zonas, llevaría unos 15 años.

Otras, de mayores necesidades y/o recuperaciones, llevaría en torno a unos 20/30 años.

Una incipiente recuperación contrastable de una parte importante del planeta, se encontraría por encima de los 40/50 años, sin olvidar, qué el ser humano a pesar de la situación sufrida, continuaría produciendo daños.

No nos engañemos, el deterioro sigue su curso, y debería ser el propio sistema económico de dicho “establishment” el qué adoptara la iniciativa económica y tecnológica para la regeneración del Planeta.

Ocurre, qué continuamos bajo una dependencia feroz de los combustibles fósiles, y resultará muy difícil y duradero, darle la vuelta a todo esto, pero permítanme tomarme la licencia de expresarles que el muro de Berlín también acabó cayendo, pero asistamos previamente a los resultados de los efectos Thumberg.

Territorio ONU en Madrid o la sensación de NY

No piense el lector qué se encuentra ante una crónica política o militar. No. Simplemente el autor pretende reflejar algunas sensaciones qué se experimentan al traspasar los umbrales de la Conferencia Mundial del Clima.

Para empezar, creemos firmemente qué a España le ha salido a su encuentro media corte celestial al disponer la oportunidad, no sin mediar una situación complicada de por medio, para la hermana Chile, en la difícil organización de la Cumbre. También, dispone de suficiente “know-how” para sacar adelante estas situaciones.

Solemos acudir diariamente a la COP-25, única manera de tomar el pulso a lo que realmente sucede puertas adentro, pudiendo informar de esta forma a nuestros lectores, no sin haber sufrido previamente los rigores de otras de sus responsabilidades directas, como son las de acreditarnos para cumplir con la tarea de observar cómo se desarrollan los acontecimientos.

Para empezar, el idioma dominante es el inglés, como si se realmente nos encontráramos entre las calles 39 y 48, y primera y segunda Avenida de Nueva York.

La única posibilidad de “practicar” el español, reside, cuando entre nacionales, se trata, recabamos alguna información complementaria procedente del “staff cervantino”, por cierto, siempre atentos sus componentes.

Al acceder propiamente a las instalaciones de COP-25, perfectamente reflejadas sus ubicaciones, nos encontramos como si estuviésemos en la propia Naciones Unidas de N.Y, con su mismísimo Cuerpo de Seguridad ONU, y sus uniformes azulados qué cubren a distintas nacionalidades.

No existe zona o lugar desde el umbral de acceso, donde no haya agentes u oficiales vigilando con abundantes equipos de seguridad cualquier movimiento de los miles de personas qué transitan por las distintas zonas de trabajo de la llamada “Zona Azul”, con esa impronta tan característica de los estadounidenses.

Tienen siempre como misión, al igual que en esta ocasión, el orden, la guarda y custodia del personal e instalaciones a su cargo en ocasiones como la actual, al celebrarse eventos responsabilidad directa de Naciones Unidas.

Vigilan igualmente los accesos a las propias salas donde se imparten las conferencias, lugar, una vez transcurrido un tiempo desde su inicio, no permiten la entrada.

Discreción, cortesía, distanciamiento, y profesionalidad a lo largo y ancho de los muchos cientos de m2 qué tienen bajo su responsabilidad, son cualidades observadas en su comportamiento en las ocasiones en qué el Autor se ha dirigido a ellos en solicitud de ayuda para localización de su propio “staff”, en solicitud de datos para la elaboración de este reportaje.

Suponemos qué razones de seguridad, habrán influido en dicho “staff”, no disponer de su inestimable ayuda.

Qué el autor recuerde, en este último medio siglo, se trata de la primera vez qué España acoge al Cuerpo de Seguridad de la ONU, dentro de la práctica habitual de dicha Institución de asunción de responsabilidades “intramuros”, y probablemente, con las reservas del caso, desde 1945.

Eso sí, contamos con la tranquilidad de disponer “extra muros”, a nuestras fuerzas de seguridad del Estado y sus desvelos, qué nos protegen de otros eventuales peligros.

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