tercera jornada de low festival

Bailando Mando Diao

31/07/2017 - 

BENIDORM (EFE/M.G.). Bailando Mando Diao. Así podría definirse la tercera y última jornada del Low Festival de Benidorm, que ha ido in crescendo en volumen a lo largo de la tarde noche: del pop controlado de Lori Meyers al volumen total de Fangoria pasando por unos renacidos Mando Diao, que han logrado hacer bailar al público congregado en el escenario principal. 

Tras quedarse muy cerca de amarrar un tercer "sold out" consecutivo, la última jornada del Low Festival 2017 ha confirmado este domingo las premisas que se fijó hace meses cuando escogió como sobrenombre de esta novena edición el de #GiganticLow, al batir otra vez su récord de asistencia global.

Con las casi 25.0000 personas que han cruzado hoy las puertas de la Ciudad Deportiva Guillermo Amor de Benidorm más las 50.000 que lo hicieron en las jornadas previas y las 8.000 que acudieron a la fiesta del jueves en la playa de Levante, según la organización, la presente cita ha sumado unos 83.000 lowers, 6.000 más que en 2016.

Ha sido tras un broche con fuerte acento español, aunque con suerte dispar. Lori Meyers estuvo en su línea de los últimos tiempos, quizás a una velocidad menor que otras ocasiones merced a las nuevas canciones; y muchos más potentes Fangoria, Xoel López o Triángulo de Amor Bizarro, premio Ruido de la prensa musical al mejor disco de 2016 por Salve discordia, con el que al caer la noche han vuelto a atronar la urbe playera de los rascacielos.

Lori Meyers ha presentado algunas canciones de su último disco En la espiral (2017) y ha optado por un "show" escenográficamente ambicioso, muy cuidado en las proyecciones y en los juegos de luces, con una gran pantalla translúcida que de partida ocultaba a la banda antes de ascender hasta los cielos. Su concierto ha arrancado con la onírica Vértigo I, una de las nuevas, o Evolución, que se han alternado con clásicos del grupo extraídos sobre todo desde su tercer largo, Cronolánea (2008), véase Planilandia o Luces de neón, el cual ha sonado enseguida poniendo al público en órbita festivalera con sus "paparapapapa" y atajando un espectáculo potencialmente denso.

No son estos los Lori Meyers que acababan con su cantante Noni López sin camiseta enredado entre el público, pero ofrecen a cambio un férreo empeño por un sonido pulcro, dentro de un espectáculo muy medido y, por eso también, algo encorsetado en su tramo principal. Y en el sonido: a diferencia de otras ocasiones, suenan enlatados, con la obsesión de querer ser idénticos al estudio. Demasiada corrección para ocasiones que merecen algún extra o perdonan una  

Todo ha cambiado a partir de Emborracharme, otro clímax tras el que la contención energética se ha desbaratado en un mar de brazos que se ha perpetuado con la progresión creciente de Zona de confort, de la nueva hornada, pero sobre todo con Mi realidad, trazando así un show que ha ido de más a mucho más y en el que ha cabido hasta una pequeña rareza como Ham'a'cuckoo de 2004, su sonido más Los Planetas. Hay más madurez en estos Lori Myeres, que soborean las canciones de antes e intentan dar lustre a las nuevas.  

Quizás ha sido unas de las gratas sorpresas del festival, pues el gallego Xoel López les ha tomado el relevo con un formato de lujo, el de 8 músicos de acompañamiento que incluía sección de viento, y un repertorio que ha combinado piezas más pop de su época anglófila como Deluxe y de sus últimos discos más apegados al folk transoceánico. Exuberantes y prolijos en detalles han sonado así piezas como Tierra, Tendremos que espera o El amor valiente, hasta llegar el inevitable final con Que no, realmente apoteósico.

Quienes han querido disfrutarlo han tenido que renunciar a buena parte del arranque de los suecos Mando Diao, en su segunda incursión en esta cita, esta vez para presentar su reciente álbum Good times (2017), del que por primera vez en España han sonado piezas como Break us o la que le da nombre. Los Mando Diao han empezado con sus faceta más rockera y han acabado como si fueran unos Kasabian. No han faltado sus canciones más celebradas, esto es, las roqueras Gloria y Dance with somebody, con alarido mediante, y entre medias la voz profunda y raspada de Björn Dixgård se ha revelado muy propicia para el set puramente electrónico montado en torno a la sensual Sweet wet dream, con el que han redondeado un concierto en general anaeróbico, lúbrico y asalvajado, de pura conexión con el público, que ha visto una versión diferente a los Mando Diao sinfónicos de su última visita.

Sobre las 2 de la mañana ha llegado el turno de un clásico del pop español, Fangoria, que ha regresado así al primer festival indie que les tendió la mano, como no podía ser menos viniendo de una ciudad que se adapta tan bien a su idiosincrasia fallera. "No hay nada que nos guste más que estar en un festival o que estar en Benidorm", ha constatado Alaska a pocos metros de Nacho Canut, junto al que ha optado en su actual propuesta en vivo por robustecer con voluminosos arreglos techno canciones de toda su carrera, de Dinarama (El rey del glam o Ni tú ni nadie) a su último disco como Fangoria (Fiesta en el infierno).

Como resultado, las voces y la producción de Guille Milkyway han quedado algo difuminadas, aunque el público lo ha gozado igualmente, sobre todo la remezcla final de "Bailando" que incluye "Miscelánea de canciones para robótica avanzada" (2017), con injertos Bailando de Astrud, de Toro de El Columpio Asesino (quienes les han precedido en el festival con un concierto un poco anodino que solo ha tenido un gran rush final) o del corte homónimo que popularizaron Sonia y Selena. Bailando, pero Mando Diao. Es el resumen de la noche, con mención especial para Xöel López y Triángulo de Amor Bizarro.

Hasta el alba aún quedaba música por sonar en este festival "gigantic" que en días previos ha recibido a Franz Ferdinand, The Hives, Pixies, !!!, Sidonie, La Casa Azul, L.A. y Dorian, entre otros, y al que en 2018 le tomará el relevo una décima edición a la que sus responsables ya han bautizado como "#TheBigLow".

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