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¿Cómo emprenden y en qué innovan los centennials?

Se considera centennials (o Generación Z) a aquellos jóvenes nacidos a partir del 2000 y que han vivido bajo el amparo de los dispositivos móviles. Ahora empiezan a entrar en el mercado laboral y, a grandes rasgos, son una generación creativa, versátil y autodidacta

| 28/04/2024 | 8 min, 38 seg

VALÈNCIA. Algunos apenas han cumplido los veinte años, pero ello no es óbice que les impida ponerse al frente de un proyecto emprendedor. Los sectores son heterogéneos, desde la logística hasta la moda o la industria aeroespacial, pero el objetivo es siempre el mismo: cambiar el mundo. 

Ramón Blanco, inversor y fundador de Indexa Capital y Bewater Fund, sostiene que él nunca invertiría en un emprendedor de veinte años, entre otros motivos porque las estadísticas demuestran que la probabilidad de éxito cuando se monta una empresa crece hasta que el emprendedor alcanza los sesenta años. «Es decir, que un emprendedor de sesenta años tiene más probabilidades de triunfar que otro de cincuenta y cinco, y no te digo que otro de veintidós años». 

Puede, entonces, que se trate de excepciones, pero que encontramos casos de éxito en jóvenes que han montado un proyecto antes de alcanzar los veinticinco años es innegable. 

A los dieciséis años empezó Yaiza Canosa buscando un algoritmo que permitiese conocer las preferencias del público audiovisual, y a los veintitrés estaba al frente de Goi, la empresa de logística que fundó dentro de la categoría del home delivery para el traslado, montaje e instalación de artículos voluminosos. En 2023, Goi reunía una plantilla superior a las mil personas y con miras a dar el salto al mercado bursátil. «Capacidad de trabajo, perseverancia e intuición» son los factores que refiere esta emprendedora como claves de su éxito.

Más fulminante fue la carrera de Ismael Villalobos cuando, a los veinticuatro años, se animó a apostar por un proyecto personal basado en un e-commerce que vendiese fundas y accesorios para teléfonos móviles comprados en China. Constituye así en 2013 lo que hoy es La Casa de las Carcasas, un negocio del que se dice que cuenta con 4.000 empleados, goza de un beneficio operativo de 45 millones de euros y cuya valoración podría alcanzar los 400 millones de euros. 

El coste de oportunidad

Contaba Villalobos cuando ya iba por los 42 millones de facturación y 177 tiendas físicas abiertas —todas propias— que él el negocio se lo tomaba con más calma que el equipo que le rodeaba. Poniéndose en el peor de los escenarios posibles, lo más que le podía pasar era volver a la casilla de salida y empezar un negocio nuevo con 3.000 euros de constitución de la empresa, igual que lo hizo con La Casa de las Carcasas. 

Ignoramos si hoy mantiene el mismo parecer, pero sí que la ausencia de ataduras y el bajo coste de oportunidad de montar un proyecto a edades tempranas resulta un aliciente para muchos emprendedores noveles. 

«Pensamos que es un buen momento para fallar y aprender de los fracasos. Además, la tecnología actual y las metodologías ágiles te permiten fallar rápido y barato», dice Ángel Troncoso, fundador de Miivo Mobility junto con Adrià Aguado, ambos de veinitrés años de edad. La empresa, no obstante, la montan a los veintiuno, después de ganar el premio de Ford Fund Smart Mobility Challenge, una iniciativa de la fundación de Ford Motor Company que impulsa la Universitat de València a través del vicerrectorado de Innovación y Transferencia en el marco del programa UVemprén.

Con lo 12.000 euros del premio constituyeron Miivo, basada en una aplicación que unifica la disponibilidad y horarios de todo el transporte público y privado urbano compartido en un único sitio. Evitan así la necesidad de descargar una aplicación para cada medio de transporte. Gratuito para el usuario final, monetizan licenciando la API a empresas del sector turístico o relacionadas con el concepto de smart cities que la ofrecen como servicio de valor a sus clientes. 

Y aunque el coste de oportunidad sea bajo, señala Troncoso que ello no implica tirar la toalla al primer tropezón. «Se trata de buscar el equilibrio entre la perseverancia y la realidad, sortear baches pero sin dejar de cotejar el cumplimiento del plan de negocio», comenta.

Socios a través de las RRSS

Otra peculiaridad que se repite en bastantes proyectos emprendidos por los centennials es haber aprovechado las redes sociales como nexo original de unión entre los socios. 

Uno viviendo en Bali y otro en Burgos, Álex Benlloch y Bruno Casanovas empezaron a seguirse en las redes. De esta forma descubrieron que ganas de estudiar no tenían, pero sí apetito por montar algo, aun no sabiendo qué. Al final coinciden en Madrid y quedan para ponerse cara y contrastar opiniones e ideas de negocio. Los fundadores veinteañeros de Nude Project optaron finalmente por crear una marca de streetwear que en ocho meses pasó de quince a más de un centenar de empleados. Desde entonces no han parado de crecer. En 2023, esperaban cerrar con más de veinte millones de euros de facturación, con 1,20 millones de seguidores en redes sociales y 9,8 millones de oyentes en su podcast, porque lo de crear comunidad en torno a la marca es otra de las señas de identidad que distinguen a los emprendedores centennials.

También Cesc Llauradó (19) y Xabi Oregi (24) se conocieron a través de las redes sociales. Empezaron a seguirse más por motivos estratégicos que por simpatía, dado que ambos competían entonces en la distribución nacional de una marca asiática dedicada a la venta de ropa para ciclistas. Al final deciden unir fuerzas para hacerse con la distribución en exclusiva, y el paso siguiente es crear un proyecto conjunto desde cero. El resultado es Welme, una solución que se enmarca dentro del gaming con la que brindan a los fans de los streamer la oportunidad de compartir con ellos una partida de videojuego pagando en un sistema de pujas. 

Contra las grandes tecnológicas

La descentralización en el almacenamiento de archivos es la idea con la que el joven de diecinueve años Álvaro Pintado dice aspirar a convertirse en el próximo unicornio nacional. 

En principio, a Álvaro Pintado se le ocurrió la idea de montar un negocio en torno a la gestión de contraseñas de manera segura. Luego se dio cuenta de que ahí no iba a aportar tanto valor como en la gestión de almacenamiento de archivos, y en esa dirección pivotó la idea de negocio. Faltaba solo encontrar a alguien que hiciese el desarrollo tecnológico.

Conocedor del coste de contratar a un programador y con diez mil euros en la cartera empezó a indagar en sitios como Wallapop o Milanuncios, donde ahora, además de artículos de segunda mano, se publican también anuncios ofreciendo servicios profesionales. Ahí seleccionó a los que tenían una edad parecida a la suya y a todos remitió el mismo mensaje en el que venía a invitarles a formar parte de un proyecto con potencial de unicornio.

El joven de origen ruso Alexander Baikalov (20 años) fue el único que atendió al reclamo. Así se convirtió en el socio de Hello, una startup que busca crear la «mayor infraestructura descentralizada de almacenamiento de datos del planeta». Se basa en quitar el poder a las grandes tecnológicas y depositarlo en manos de cualquier propietario de un teléfono móvil, una tablet o un ordenador y convertirlo en microservidor basándose en la tecnología blockchain y haciendo uso del entorno de la web3.

También en Internxt subyace la filosofía de liberar a los usuarios del despotismo de las grandes tecnológicas, aunque en este caso el foco sea devolverles el poder de control de sus datos. A esto se refieren cuando hablan de crear «un nuevo internet» descentralizado y respetuoso con la privacidad de los usuarios. Fundada en 2020 por el valenciano Fran Villalba (26) la idea de negocio plantea un proveedor de almacenamiento en la nube de Web3, que aquí que se la conoce como el Google Drive español. En enero de 2024, Internxt anunciaba el cierre de una ronda de inversión superior a tres millones de euros en la que, además de Juan Roig (Angels Capital), habrían entrado Telefónica, Extension Fund, Kevlar Fund, Balaji Srinivasan (a16z, Coinbase), Crowdcube, Banco Santander o Notion Capital, entre otros. Antes de esto se había anunciado la entrada en el capital de Balaji Srinivasan, exdirector tecnológico de Coinbase.

Desde su creación, se ha posicionado como una de las startups con mayor proyección internacional en el ámbito tecnológico y del sector de la ciberseguridad con el lanzamiento de sus productos Internxt Drive, Photos y Send, que permiten a los usuarios almacenar y compartir sus documentos y fotografías en la nube de forma encriptada. De más de treinta premios y menciones así como de haber superado el millón de usuarios presumen en su página web.

Por su parte, de lo que se jacta el fundador y CEO de FOSSA Systems, Julián Fernández, es de ser la empresa española que más satélites ha mandado al espacio, un total de dieciocho hasta ahora, desplegando en la actualidad una constelación de 80 satélites. El core de la empresa es la prestación de servicios de conectividad vía satélite a zonas remotas e inaccesibles dentro del mercado del Internet de las cosas (IoT). Fernández empezó a concebir la idea de negocio a los quince años, edad a la que ya se estableció como Asociación sin Ánimo de Lucro que diseñaba satélites para mandar al espacio. Cumplidos los dieciocho constituye FOSSA Systems como S.L., considerada hoy una de las startups nacionales con mayor capacidad de crecimiento. 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 114 (abril 2024) de la revista Plaza

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