eL SUR DEL SUR / OPINIÓN

De pactos

4/12/2016 - 

Semana de pactos, pactos alcanzados en Madrid, rotos en Alicante. Y pactos incompletos en la Diputación de Alicante. Los municipios de la provincia se quedarán sólo con una parte de la inversión que alguien les había prometido. En conclusión, la política está cambiando: en el fondo hay una lucha por acabar con el sistema clientelar que han supuesto las diputaciones. El reparto discrecional de las inversiones tiene los días contados.

Mientras PP y PSOE abren una nueva etapa en el Congreso de los Diputados, con Ciudadanos esquinado, en la Comunitat Valenciana, en general, y en la provincia de Alicante, en particular, no hay manera de que socialistas y populares se pongan de acuerdo. Ni siquiera con el denominado Fondo de Cooperación Territorial. Creo que lo tenía fácil el PP de César Sánchez, pero quizás se ha impuesto el de José Císcar. No hay pacto, aunque había fórmulas. A Sánchez se lo explicaron el lunes, pero no quiso, no pudo o no le convenció. Eso lo dejo a consideración de cada uno. En estos momentos, teniendo la opción de seguir el modelo de Castellón, César Sánchez regala a la oposición vía libre para construir un relato.

Pero lo que sí queda claro del todo es que en este viaje, las diputaciones provinciales van a cambiar. El reparto de subvenciones y ayudas por criterios objetivos es imparable. Y quién no lo quiera entender, allá él. Como dijo el profesor Lluís Català, de la Universidad de Alicante, autor del documental Ser frontera al sud -que analiza el grado de pertenencia a la Comunidad Valenciana en las comarcas del sur-, "lo bueno de estos estos debates es que las nuevas generaciones no lo ven como un conflicto". Él se refería al tema lingüístico o identitario, pero creo que en el tema político o de confrontación norte/sur, hay una nueva generación no sabe ni quiere saber de eso. Sus preocupaciones son otras. Pues creo que lo mismo pasa con las diputaciones y con otros asuntos. El mundo particular es ya tan democrático que lo que se quiere poner en el centro de debate es secundario para la mayoría de los humanos, pero, sobre todo, para las nuevas generaciones que no han vivido ni Transición, ni Estatutos de Autonomía. A lo sumo, la confrontación puede ser derecha/izquierda. 

Por mucho que el PP se escude en la famosa regla de gasto o le eche las culpas a los costes del XarxaLlibres, la Diputación no va a tener más remedio que repartir ayudas por habitante. Y si no, pues a dejarse parte de la piel: renunciar a mantener parte de su establishment interno en determinados organismos públicos.

Y si quiere hacer caso a la iniciativa privada, como se puede y se debe en determinados casos, les van a recomendar que vayan  mejor unidos, que revueltos. Y si se puede simplificar marcas y regulación, mejor. Eso se le siempre achaca al tripartito del Consell (a veces con mucha razón), pero ahora se le puede afear  al PP de César Sánchez.

El pacto de Coepa

Algo de eso deberían tener hablado en el pacto para refundar la nueva patronal de Coepa. Al parecer, en esa carta que suscribieron Francisco Gómez y el presidente de Cepyme, Cristóbal Navarro -y quedó caricaturizada por el humorista gráfico Malagón -como el  famoso beso fraternal socialista entre Brezhnev (izquierda) y Honecker (derecha)- había un acuerdo no escrito que abría las puertas a que tanto Gómez como Navarro se marcharan de sus respectivas asociaciones y dejaran paso a nuevos perfiles. Pues bueno, la confirmación de que Navarro optará a otro mando en Cepyme ha quebrado ese acuerdo tácito.

Y claro, en el flanco de Coepa no ha sentado nada bien, pese a que en el fondo, siguen habiendo hipotecas difíciles de superar. O son sus entornos lo que suponen todo un lastre. 

Y eso es lo que extraña en la Diputación de César Sánchez, pues, según su discurso inaugural, debería haber aire nuevo, pero se siguen superponiendo las cadenas del pasado. Triste. Muy tristes. Pues Sánchez, Chulvi (PSPV-PSOE) y Gerard Fullana (Compromís) son savia nueva que habla un mismo idioma generacional. No el del pasado, que es que se impone, por el momento.

P.D. Y lo peor no es eso, sino que durante todo este proceso de negociación del fondo de cooperación y del presupuesto se han intentado utilizar las ayudas a la carta para ganarse determinados votos. O para ridiculizar al que los critica.

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