el sur del sur / OPINIÓN

El cordón umbilical de Cs

27/05/2018 - 

De Eduardo Zaplana está casi todo dicho: su imputación (y/o detención) ha acabado siendo el final de un run-run perpetuo desde que el ex president dejó la política. Muchas denuncias rondaron su nombre, pero ninguna ha sido tan certera como la que ha acabado señalando a sus hombres de confianza, Joaquín Barceló Llorens y Francisco Grau Jornet. El primero, en las supuestas operaciones irregulares en Benidorm  y en la Marina Baixa, y el segundo, en el teje-maneje de la repatriación de capitales supuestamente obtenidos de manera ilícita. La Operación Erial puede depurar más consecuencias, que a día de hoy desconocemos. Pero lo que sí podemos aventurar es que van a hacer los partidos que han tenido alguna vinculación, de facto o acto, con el ministro de José María Aznar.

El PP ya poco puede hacer, más que lamentar y pedir disculpas, aunque la sombra de Zaplana y lo que depare la Operación Erial le perseguirá en los próximos meses, y se sumará al catálogo de escándalos que atesoran sus ex dirigentes, como las sentencias que quedan por venir por Gürtel, Visita del Papa, la Fórmula 1, Brugal o el caso Cooperación. Pocos zaplanistas quedan ya en sus filas: pero su know-how político es de sobra conocido: en la retina todavía tenemos la sospechas sobre la adjudicación del plan de residuos de la Vega Baja, con José Joaquín Ripoll, como presidente de la Diputación de Alicante, con ciertos cargos de la era Zaplana implicados, o el caso Fitur de la Diputación de Alicante, con base en Benidorm y Orihuela, fundamentalmente, los grandes feudos del zaplanismo.

Esta vez, al nuevo PP ya no le valdrá decir que esto es de otra época porque hay protagonistas que van a coincidir (o coincidieron) con los encausados y porque todo lo que salte serán más obstáculos respecto al objetivo político de recuperar el poder perdido en 2015. Y máxime, si la moción de censura de Pedro Sánchez frutifica y abre otro escenario, que aleje todavía más a los populares del poder institucional, en sus peores momentos en las encuestas y con Ciudadanos acechando mientras la crisis de Cataluña no atempera. Ese es el problema del PP, que este chaparrón no tiene pinta de ser el último y que en el horizonte, además de las elecciones generales, si las hay, están las locales y las autonómicas con el aire soplando en contra de los candidatos y los nuevos alcaldes

Pero las consecuencias no sólo las debe tomar y analizar el PP. También Ciudadanos, al menos, el de la provincia de Alicante, que todavía vive de los cuadrados, algunos de ellos, zaplanistas, que huyeron del PP, para buscar acomodo en las faldas del Albert Rivera. Me consta que la cúpula de Cs en la Comunitat Valenciana es consciente de ello y que deberá revisar la confección de las futuras listas para eliminar toda pátina de calla y deja hacer entre los nuestros: en la Diputación ya no está el pactista y bobalicón socialismo que también le dio la mano a Ripoll a cambio del silencio, como el de la adjudicación de los stands de Fitur a la amalgama de empresas de Bilbao. En la institución provincial hay otros grupos (y/o diputados) que podrían hurgar en viejas historias poco decorosas de Emigdio Tormo (hoy diputado autonómico de Cs) o Francisco Sánchez (portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Elda) al frente de sus responsabilidades en la institución provincial entre 2007 y 2011. 

Y no sería de extrañar que su continuidad se pusiera en cuarentena también por fallido fichaje de Fernando Sepulcre, el bufón de la corte provincial, neutro en el Ayuntamiento de Alicante, o por los intentos de ésta camarilla por colar a sus amigos en el Patronato Provincial de Turismo, como muestra de exhuberancia viril en la barra de bar. Insisto, es posible, por la toxicidad judicial del mentor, que todo eso se revise en los próximos meses. Ciudadanos sabe que se juega mucho, y ya no puede ir a una contienda electoral con candidatos recogidos con el coche escoba. Necesita demostrar que tiene cuadros más allá de Barcelona y Madrid, y además con un curriculum expédito, meritorio y ni siquiera con renglones torcidos en los últimos meses. Pues eso, Ciudadanos también deberá cortar el cordón umbilical de una parte sus orígenes. El futuro, y la credibilidad, le va en ello.

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