congreso provincial del pp en torrevieja

El reto de Císcar en el PP: completar la regeneración y no ser esclavo de su futuro

27/05/2017 - 

ALICANTE. Pocos dirían a José Císcar que en 1999, cuando se presentó por primera vez como candidato a la Alcaldía de Teulada, acabaría, 18 años después, intentando comandar el relevo de los futuros dirigentes del PP de la provincia de Alicante tras haber superado una de las peores crisis internas y de resultados. Hoy 18 años después, Císcar se enfrenta al reto de tener que acabar la obra que empezó ahora cuatro años: consolidar la regeneración, después de haber apartado a las manzanas podridas, e impulsar al partido para que vuelva a las cuotas de poder que alcanzó en 2011.

Esta es la gran asignatura del congreso provincial que este sábado arranca en Torrevieja, una ubicación no elegida por casualidad: no sólo por tener uno de los recintos con capacidad suficiente para acoger a toda la familiar popular, el polémico Auditorio Internacional, sino porque el propio Císcar eligió el sur de la provincia -y no el norte, su tierra- para poner los cimientos de la reconquista política. El ya elegido presidente provincial por  votación directa, el pasado 5 de mayo, es sabedor de que el sur es el contrapeso de la política autonómica, y es lo que hace diferente al PP de Alicante, pese a que muchas generaciones (no las del PP, claro está) ya no saben ni quieren saber nada del pasado ni las diferencias. 

Además, fue el sur quién condicionó la actual configuración del PP regional para que no se convirtiera en un rodillo frente a las singularidades -diferente, como gusta decir al presidente de Diputación, César Sánchez-. Esa singladura que arrancó en 2012, cuando asumió el PP alicantino en plena crisis económica y con los despojos de la política del zapaterismo, hoy vuelve a su sitio, sin importar que allí mismo hay un exalcalde, Pedro Ángel Hernández Mateo, entre rejas por sus desmanes de más 24 años de poder. Ni tampoco que se pisa uno de los santuarios del despilfarro, el Auditorio Internacional, de otra época, de la que el PP, el PP de Císcar, también marcar distancias.

Císcar tiene dos tareas pendientes, más allá de completar un organigrama: finalizar la renovación de caras y cargos y dejarlo todo atado y bien atado para ser libre de poder decir adiós cuando él mismo quiera, sin que ningún acontecimiento ni hipoteca se lo impida. Císcar sabe que su protagonismo en la escena pública ya ha pasado; a caso volvería a un cargo de responsabilidad en la administración si Isabel Bonig, su fiel aliada para levantar al PP tras la fiesta de los gin-tónics de la era Camps, lo necesita. Nada más. Pudo ser presidente de la Diputación, y cedió el testigo a César Sánchez; ha sido alcalde, conseller, director territorial, etc... Del resto, lo ha sido casi todo, a excepción de presidente de la Generalitat, aunque en política nunca se puede descartada nada.

Este sábado se verá qué grado de responsabilidad asumen ya los Carlos Castillo, Rafa Candela, Juan de Dios Navarro, Eduardo Dolón, y el mismo César Sánchez y compañía. Si se les entrega las llaves del partido del todo, o asistimos a presenciar hasta cuándo dura el tutelaje de José Císcar. Los elegidos tendrán más trabajo y responsabilidad, y los que no estén, estarán reservados para presidencias locales y otros menesteres. Ahora bien, aquellos que no consigan ni lo uno ni lo otro, debe saber que su tiempo será otro, al menos, por un momento, o para siempre.

El mensaje no tendrá sorpresas porque las circunstancias lo han dictado así: reivindicación a la llegada del agua, libertad de educación educativa, soflamas contra Mónica Oltra y Ximo Puig y, sobre todo, contra el decreto de plurilingüismo, donde el sur más se ha levantado en armas contra la política de Compromís. En definitiva, la acción política -y jurídica- desplegada desde la Diputación de Alicante.

Con los nombres elegidos y mensaje engrasado, Císcar proclamará que el partido está activo y preparado para volver a los gobiernos, el de la Generalitat, y a los ayuntamientos, y recuperar el contrapeso que rompió la cita electoral de 2015. Como ha dicho César Sánchez este viernes, el mensaje será "de cambio hacia una victoria del PP que normalice la vida política, social e institucional en la Comunitat Valenciana, que nos devuelva la moderación, la normalidad democrática y que permita, de una vez por todas, que haya un proyecto preocupado de las personas que viven en nuestro territorio". Pues eso: las cartas quedarán sobre la mesa, y Císcar será libre si acierta con las personas. El mensaje lo tiene hecho. O se lo han dejado hecho. El vicesecretario general del PP, Javier Maroto, será el encargado de testar, ante los 1.500 delegados citados, hasta qué punto la maquinaria está en marcha. Las batallas, en Elche o Alicante ciudad, se reservan para julio, pero eso está por venir.

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