El proyecto de Vicent Orts, compartido también con Pau Pardo, surge de una fascinación por las herramientas que trabajan el campo, tomando las fotografías de estas con mucha curiosidad. “Siempre hemos estados rodeados de campo y poco a poco nos hemos ido sorprendiendo con las herramientas desde el punto de vista del diseño”, comenta sobre las primeras fotografías, que enviaba a Pau para preguntarle el uso de los artefactos, “al final de la curiosidad pasamos al interés, y en la evolución hemos querido generar un archivo para no olvidarlo”. Movidos por la fiebre de su generación lo que quieren también es organizar digitalmente estas imágenes, y además generar comunidad alrededor de la huerta, sin límites: “Nos han llegado imágenes hasta de Marruecos, ya no nos cerramos a nada y poco a poco hemos ido rebajando las normas conforme a como empezamos”.
Los proyectos coinciden en que comenzaron intentando delimitar todo y poco a poco se han ido relajando. Tanto en la publicación de fotografías como en los criterios para compartir imágenes de otros, gracias a la conversación en redes cambian los conceptos de todo lo que observamos. Desde manoslesbianas Aïda admite que ahora se cede mucho a la “militancia lésbica” y que le llegan a pedir que publique fotografías de manos para celebrar aniversarios de parejas. En el caso de artefactesartefactes las categorías se abren a todo tipo de artefactos, comprendiendo todos esos instrumentos que ayudan a hacer una tarea, una definición que para ellos con el tiempo siempre está mutando.
Con el archivo se hace, también, una declaración de amor e intenciones solo por el simple hecho de observar. Aïda contempla que gracias a sus publicaciones hay un sentimiento de comunidad en el que las personas le ceden fotografías, un gran paso considerando que todo empezó con imágenes aleatorias que hacía a gente de su entorno: “Generamos todos juntos archivo, en mi caso de un imaginario cultural del lesbianismo muy erótico y a la vez compartido. Es algo que no siempre se ve representado, y me gusta generar un conjunto de gestos y plasmar un imaginario en torno a este tema”. En su caso el gesto y el tacto es lo que une a las personas, y plasmando a las personas que forman parte de esa cultura crea una gran comunidad que nunca llega a vislumbrar un final.
Apostando por lo sentimental Anna consigue a través de sus publicaciones hacer un pequeño mapa mental del momento que vivía cuando tomó la foto, creando una perspectiva más conceptual de lo que sucede, generando un archivo como “sinónimo de clasificar recuerdos”. Aïda sin embargo hace una observación también de las acciones que llevan a cabo las manos, y de alguna manera eso permite que esa parte del cuerpo se eleve de alguna forma: “Al final se genera tanta comunidad que la gente participa con sus propios archivos. Obviamente yo estoy subiendo fotos de manos, no estoy descubriendo nada, pero descubro que es imaginario que estábamos fotografiando todas en nuestros móviles”.
En la acción de tomar fotografías también está la magia. En tusmanoslesbianas está el poder de la observación, primero a amigas del entorno de Aïda y luego a cualquier viandante. Desde artefactesartefactes se da el paso del chat entre amigos a las redes, generando conversación sobre las curiosidades de estas pequeñas herramientas capaces de hacer de todo. Y gracias a lanasyperles Anna confiesa que sus paseos nunca han vuelto a ser iguales, ya que ahora traza un "imaginario alrededor de lo que fotografía" e imagina nuevas historias: “Al final con cada fotografía hay una hipótesis que responde a una capacidad inventiva, que no llega a ningún punto”, ni tampoco es necesario ya que se hace por diversión, “imagino quién habrá detrás de cada negocio y pienso que les habrá llevado a llamarlo así y a usar ese tipo de estética”.
Todas las cuentas son sociales y hacen una sinergia entre quienes envían sus aportaciones, los amigos y uno mismo. Las tres obligan, de alguna manera, a que cualquier persona se replantee los archivos personales y comprenda que las "pequeñas cosas" pueden engrandecerse gracias a la comunidad y las redes sociales. Y finalmente tanto Anna, como Pau y Aïda romantizan su archivo personal, que cobra mucho más sentido cuando es compartido y sale de la galería donde lo tenían guardado.