CRÓNICA AP

Fangoria y Miss Caffeina conquistan el homogéneo Elche Live Music Festival

10/04/2017 - 

ELCHE. Al igual que en los segundos discos se habla del sophomore como ese álbum que determinará el rumbo de una banda, si arreglará el resultado del debut o si seguirá en la buena senda, el Elche Live Music Festival vivió el sábado su particular sophomore. Después de llenar la Rotonda del Parque Municipal en la edición de 2016, el traslado al parking de Candalix exigía que el nivel fuera similar para poder consolidar la edición y aspirar a nuevas metas. Para eso había nombres potentes dentro de la escena de ese pop rock que traza una difusa línea de maneras indie con nombres como Second o Miss Caffeina. Y en medio, bandas noveles como Alan Parrish y Olivia, ganadoras de concursos maqueteros y otras con arraigo ilicitano como Julieta 21, de Madrid, que tienen cantante ilicitano. El suyo era también ese sonido mencionado arriba, coloquialmente conocido como ‘indie maistream’, pop y guitarras algo más forajidas dentro de ese estilo.

Era el sonido hegemónico del festival, de hecho, excepto Fangoria y alguna honrosa excepción, la mayoría estaban cortados por el mismo patrón a nivel sonoro, lo que denotaba una falta de variedad en el evento aunque sin duda era lo que los cerca de 4000 asistentes (según la organización) iban a buscar. Ese sonido concreto. Y qué duda cabe que los grupos confirmados se lo supieron dar. Ya empezaron Julieta 21 a apelar a ese característico ritmo acompasado de batería y guitarra, aunque la primera muestra de fuerza vino de la mano de los sevillanos Full, que hicieron gala de un portentoso sonido gracias al buen equipo del escenario, fuerte y diáfano a la vez. Aún había poca gente en su concierto, pero progresivamente esos cientos fueron aumentando, cada vez más con más ganas de fiesta, que sobre todo es lo que dieron los grupos más conocidos del cartel. Aunque con los propios Full la cosa ya iba en buena dirección con la gente animada con temas como ‘Quiénes Somos Realmente’. Acabaron con gran ovación, exhibiendo sus tres guitarras eléctricas al final. 

Y después fue el turno de los murcianos Second, que dentro de ese mismo corsé estilístico, hacían gala en ocasiones de algunos riffs más rockeros, muestra también de que empezaron en una época en la que aún no había llegado el auge del sonido del que tiraban los grupos del festival. Nada más empezar a tocar ya se escucharon los primeros gritos de emoción, porque en Elche ya saben que tienen su público, el mismo que llenó La Llotja el pasado mes de octubre. Tuvieron que lidiar con problemas técnicos que incluso les hicieron parar el concierto durante unos minutos, pero poco importó a los fieles, que se sumaban a sus coros facilones del uoooo efectista de los estribillos. Como estaba esperado, cerraron con ‘Rincón Exquisito’, y ya para entonces había bastante gente por el festival.

Sin duda, una gente que fue puntual para ver el gran concierto de la noche, el de Fangoria, que empezaron con un cuarto de hora de retraso pero supieron compensar con hora y media de clásicos suyos y de la época de Alaska y Dinarama o Pegamoides. Con un gran despliegue visual y sobre el escenario (el habitual, con bailarines y vestidos varios para Olvido Gara), pronto rindieron al personal con ‘Rey del Glam’, la máquina de electropop que lleva años en marcha y llenando escenarios. Incluso a esa gente que no es seguidora de Fangoria le cuesta no resistirse a su directo, a veces a mitad de camino entre el playback y el directo de verdad. Es lo que tiene tener en funcionamiento todo el show. Eso sí, saben meterse al público en el bolsillo y ya en la segunda canción empezó a sonar ese ‘Ni Tú Ni Nadie’ para asegurar. Entre samples funkies, clásicos propios como ‘No Sé Qué Me Das’ o ‘Criticar por Criticar’, tenían a la mayoría de la gente bailando. Y ‘Bailando’ fue, precisamente, la encargada de cerrar, con la que hicieron un recorrido circular, empezando por ella y enganchando con otras canciones famosas de la misma temática (Paradisio, El Columpio Asesino o incluso Sonia y Selena) para después acabar rescatando de nuevo su tema. Una buena patada al playback, desde luego.

Viendo la homogeneidad del sonido, parecía lógico que fueran Fangoria, más dados a montar el guateque en directo, quienes fueran los encargados de cerrar, pero ese papel fue para Miss Caffeina, que venían a presentar su último disco, Detroit, al que presentaron de la mano de un fragmento del policía más célebre de dicha ciudad, Robocop. Por entonces, el festival ya estaba con su pico máximo de asistentes y desde luego, era de quienes más canciones se sabían, como fue notorio durante el concierto. Otro elemento destacable de su directo fue que son más versátiles en general que el resto de grupos de guitarras del evento, por lo que el suyo fue un concierto más digerible, combinando sintetizadores y esa fórmula indie mainstream, que parece una máquina de hacer dinero bastante eficiente. Además del repaso de su último trabajo, también tiraron de versiones como Maniac de Michale Sembello y un poco de ritmos reggaetoneros con guitarras. Conectaron bien con la otra parte y en su tramo final sonaron temas como ‘Gladiador’, ‘Ácido’, un single nuevo dedicado al polémico autobús de Hazte Oír y ya para despedirse la predecible ‘Mira cómo vuelo’, con la mayoría de público extasiado. Tuvieron el detalle de lanzar serpentinas gigantes desde el escenario como colofón

Para notas negativas del festival, los tres foodtrucks, insuficientes para miles de personas que en los tramos de mayor afluencia tuvieron que aguantar bastante cola, aunque nada parecido con la que había para la única caseta de tickets, claramente insuficiente para todo el público. Lo mismo con las barras, pues al final comprar un mega vaso de cerveza era una odisea propia de las películas bíblicas de navidad. Eso sí, gustó ver a padres con sus hijos durante la tarde, acostumbrando a los pequeños a la música en directo, algo que hace bastante falta en los circuitos de salas (aunque para comprobarlo tienes que salir de Elche). No fue tan original ver al presentador entre concierto y concierto, algo innecesario y más propio de otras celebraciones, aunque ya se sabe que tocaba acordarse de los patrocinadores.

Así pues, en general, una buena experiencia la del Elche Live Music Festival salvo algunas cosas, que diría Mariano, principalmente algunos casos de las infraestructuras, pero parece que de momento el público va respondiendo a este evento. También porque es un sonido que tiene público asegurado y apostar por sota, caballo y rey funciona, que es lo que se comprobó el sábado. Sería interesante ver qué pasaría si se salieran de la zona de confort para hacer algo más variado. Pero para eso ya saldremos de dudas el próximo año.

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