por amor al arte / OPINIÓN

Gary Oldman

7/01/2018 - 

Carlos Castillo le declara la guerra a Mariano Rajoy, a Trump, a Camps, a los 4 reyes de los 7 reinos y al mismísimo Papa –sí, al rojo- de Roma. Y José Chulvi se queda sin piscina. Echávarri –qué paz estos tres días de vacaciones- ha resucitado. César Sánchez inicia su huida sentimental hacia la Generalitat olvidando en la escalerilla del avión a Pepe Císcar. El principio, en París, de una larga enemistad. Miguel Ángel Pavón, con el botoncito más largo que el de Corea del Sur, sin casi la ayuda de los comandos Romero&Cía, destruirá EU. Pedro Sánchez -tronos, potencias, arcángeles- sigue meditando. Antonio Estañ llama a Pablo Iglesias o a Podemos Alicante y se pone Luis Barcala. Un niño ha muerto abandonado en la soledad de cualquier orilla. Indignidad. Inés Arrimadas no remata la faena. Y deja a medias a media Catalunya, a Xavier Domènech y a parte del extranjero torero. Ningún ladrón quiere entrar donde no puede robar. Se cronifica Catalunya entre la luz valona y una leve dilución flamenca. Entre la Nueva Jerusalén del Políptico de Gante de Jan Van Eyck y la alquimia mágica del Bosco. ERC, al final del final, terminarán fent caixa de la llista del president. Las sirenas ululan: son Rita Bohaso y Nerea Belmonte. La primera vez que me hablan les xiquetes y son masacradas por esencialistas y chamanes carlistas y por la pomadita cool del pijerío local. Dios, pasta y un solo rey.  

Natxo Bellido y Manuel Alcaraz –sin pecado concebida- son los it boys que salen de la tarta para devorar los restos del roscón nupcial entre Iniciativa y el Bloc. Y el tripartit. Totes desmaides. El perfume en el rabito de Paco Rabanne. O sea, la fava de Ramonet. Las muñecas de Famosa se dirigen de nuevo al portal. Las luces de Navidad seguirán prendidas día y noche -como toda la vida- hasta las Hogueras. Los niños, como renos, vuelven a las guarderías. Nosotros, como primadonnas de Hollywood, retomamos lo nuestro: el paro, la gripe, el trabajo y la adoración al único dios verdadero: la supervivencia. Por favor, póngame cuarta y media de mortadela con Olivas. Dejemos un cadáver bello. En este artículo no salen ni la cuesta de enero, John Dereck, James Dean, el agujero negro de Intel, ni la prórroga de los presupuestos ni la moción de confianza. Tampoco la vergonzosa desvergüenza –el piolín ahorcado, el niño amputado muerto a secas- del ministro Juan Ignacio Zoido. Ni el adiós a Luis De Guindos. Ni los resúmenes del año, ni lo que será noticia. Ni siquiera las listas de tareas pendientes del Govern. Ni el Caldo Aneto. Eso sí. Vamos a encender hogueras. Escocesas, egipcias. Y voy a arrancarme la espada del pecho. Y como una cruz, la clavaré en el hielo copto de la inminente navidad ortodoxa. El Rey: 80 años y dos días. Se le escapa España. Sigue con Audrey Hepburn en su vespa, en Roma.

Ximo Puig, por fin -toquem les campanes- se ha enfadado. Cristóbal Montoro es el señorito andaluz que pisotea a los valencianos. El hachazo. Nos ofrece 10 monedas falsas a cambio de la última cena de nuestros propios impuestos. Es la perversión del macarra del Real Club de Puerta del Hierro –con perdón- que te ofrece las migajas para las deudas a cambio de que –PNV, ruega por nosotros- tú le votes la salvación de los Presupuestos 2018. Manolo Mata dice que el jienense es un sicario. De Rajoy. Eva Ortiz se ofende. El delegado del gobierno, encantador, –sepulta, no deja decir ni mú, ni siquiera en hebreo tiberiano a José Miguel Saval- es el señorito Juan Carlos Moragues o sea, el patrón, ! que nos paga otro toro embolado. Carajillo cremaet, copa y puro. 220 años del Frankestein de Mary Shelley. Puig está guapísimo de la muerte cuando se pone de mala leche. Olímpico. Pretoriano. Cantemos al amor de los amores.

También se ha cabreado Mónica Oltra que –le ha costado, ha estado pensándolo todas las fiestas y suena bien- reclama una “financiación constitucional”. La vice está mucho más rotunda y votable cuando oscila entre la mordacidad oceánica y el Mar de la Serenidad. Exactamente los viernes, cuando sale a dar el parte del Consell, así como entre Angela Merkel, que és la Mare de tots els valencians, Martin Lutero y Claudia Schiffer. En valencià y en alemán. Carla Bruni presenta French Touch: el susurro de la matriz de la política. Isabel Bonig declara que las próximas autonómicas las tiene chupadas. Aunque no tenga ni candidaturas. Lo dice. Y luego lo piensa y se pone más amarilla que los restituyentes puigdemontistas jugando al póker clandestino con el resto de jauría de perros sueltos y ovejas atropelladas de los servicios secretos internacionales en la Moncloa. En realidad, contra quien está arremetiendo Bonig es contra su mayor enemigo electoral y a la vez esperanza de gobierno: Ciudadanos. Que es la pluma de humo Toni Cantó o no es nadie. La tropa popular se ciudadaniza huyendo del -15 de enero- oscuro horizonte judicial y ante el olor del poder real. Génova sabe que después de Rajoy sólo existe el secretario general de C’S, José Manuel Villegas que -igualito, igualito- es el Rajoyín de Albert Rivera. 40 años de la Constitución. Felipe VI y Letizia Ortiz nos traen una derecha española como dios manda. Aquí seguimos en València 2.000. Año Jubilar. 600 años de la muerte de Sant Vicent Ferrer. Y de la Generalitat Valenciana.

Las 3 Magas. La raspa de la sardina alicantina no se encontrará a sí misma en su auténtica sexualidad presocrática, republicana y libérrima hasta que algún presidente de les Fogueres, el de algún periódico o el de la autoridad Aero/Portuario del converso  Luis Del Val se libere como El Titi, Merxe Banyuls, Joan Monleón o del artista Josep Fuster, combatiente socialista, cristiano, enamorado -y no por ese orden- de Francesc Sanguino, Manzanares y Sonia Castedo. Y desfile en la ofrenda, al paso universal de Paquito El Chocolatero en la cabalgata eterna de la capa y la publicidad institucional, de los gobiernos provincial y episcopal. Amén.

En Islandia han dado con la clave de la identidad: igual sueldo al mismo trabajo. Esta noche en los Globos de Oro mujeres y hombres de negro contra el machismo. Meryl Streep, Frances McDormand y Sally Hawkins. Time’s Up. Gary Oldman se sale.

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