POR AMOR AL ARTE / OPINIÓN

Julianne Moore

Trump soviético. Y el resto. Soir Bleu de Edward Hopper. Isabel Bonig, Pepe Císcar, Rafa García, Ximo Puig y la huella dactilar química de la chufa valenciana. Mónica Oltra, Angelina Jolie, María José Catalá y la Madre Teresa de Calcuta

9/07/2017 - 

Reuniones y declaraciones. Gónzalez, Aznar, Zapatero se conjuraron para salir al paso de la declaración Puigdemont. En la Moncloa sentó literalmente como un tiro la salida “por tierra mar y aire” de la ministra Cospedal. La solución del enigma es Ada Colau. Derogaciones. Comisiones de investigación. Reprobaciones de ministros. Una semana frenética de reuniones cruzadas de los líderes políticos y lo único reseñable es la clandestinidad de sus conclusiones. Sólo sabemos que Pedro Sánchez amonestó a Felipe González con un No es No a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Que C’s blanquea al PP. Que Felipe VI -el 12 en Westminster- ya arbitra y modera. Que el PNV es el sostén de la Moncloa y Pablo Iglesias se aísla –malgré lui- del encaje institucional. Y que Íñigo Errrejón y Mariano Rajoy no dicen nada. Ha empezado el Tour de France. Y los encierros de San Fermín.

Dos heridos por hasta de toro. Isabel Bonig ha recibido el puntazo, el rejonazo de Génova con dignidad. 3 meses después de ser elegida y bautizada, Javier Arenas derrota una brutal cornada al corazón de la presidenta del PP de la Comunitat Valenciana. Pronóstico reservado. Los cristianos del PP -incluso el sector Mayor Oreja- preparan cuidadosamente 1 golpe de estado para restituir el orden natural –y divino- de la derecha valenciana. El cardenal Cañizares, Pedro Agramunt o Juan Cotino soportaron con un pacto secreto a los Eduardo Zaplana, JJ Ripoll o Carlos Fabra. Xarxa de exvotos. El ébola del monte de los olivos. El sector cristiano, provocando conflictos, niega continuamente la gestión partidaria de Bonig en València. Torpedea su firma institucional con un boicot de mentes vacías en les Corts. Objetivo: volver al principio, al Francisco Camps que, aquí y ahora, encarna María José Catalá. “Mónica Oltra no es  Angelina Jolie”. Hasta la gola. 2 orejas y el rabo. Pero MJ Catalá –App María Purísima&zapatillas Pompeii Taburete Opus Dei- tampoco es la Madre Teresa de Calcuta. Ni siquiera Isabel la Católica. Ni Juana de Arco. Y como Bonig, Oltra no ha muerto. Niebla, oscuridad, corazón, sangre, árboles.

El otro herido con pronóstico grave es Pepe Císcar. Carisma afilado como 1 cuchillo. No porque la cruzada cristiana le deje fuera de la sucesión de Bonig con su reconquista desde el sur, sino porque el ridículo del simulacro de elecciones internas del PP alicantino le arroja a los pies de los caballos. Ha dejado en evidencia la consistencia de la propia organización –ha votado el 3% de la militancia, casi + elegidos que votantes- poniendo en cuestión la verdadera relevancia y liderazgo de Toño Peral y, lo que es peor, de los alcaldables Carlos Castillo y Luis Barcala. Sonia Castedo acudió, indiscretamente, a votar. Pablo Ruz, de Elx, es el nuevo gigante del PP del sur. Císcar pierde fuerza e influencia. En Génova y en el Palacio Provincial. Es la hora de César Sánchez. Autogeografía. Que como ya informamos aquí en Alicante Plaza es el tapado de los cristianos del PP para la presidencia de la Generalitat. El PP es alérgico a la democracia interna.

Vicente Boluda, Juan Roig y el resto de AVE no han necesitado abrir la boca. El motor narrativo. La acción conjunta del Consell, les Corts y la sociedad civil valenciana han hecho reaccionar a Madrid. También las recientes y próximas inversiones millonarias industriales –Crow Holdings en el Parc de Sagunt- y tecnológicas. Íñigo de la Serna ha hecho de profeta ciego y ha resucitado un acelerón del Corredor Mediterráneo. Sólo falta el pequeño detalle del túnel pasante de València. Alicante todavía no está escaneado. Esperemos que el culebrón, la guerra incivil de la patronal alicantina que se puso de manifiesto en la reciente Noche de la Economía se vea compensada por la fuerza de los Jesús Navarro de Carmencita o Vicente Berbegal de Actiu. Embolsado de la uva de mesa. Sueldos desplomados, Se supone que algo dirán el -1 saludo a Diego Macià-  conseller Rafa Climent -–ahora sí- y César Sánchez. Aunque la pasta está en manos de Montoro. Que desprecia a Vicent Soler, a AVE, a los valencianos y al género humano: sueña con el FMI.

Rojos locales. Primarias Socialistas. Rafa García está haciendo una campaña de bajo perfil. Mediática. XP, presidencial: ha vuelto a las agrupaciones. Que siguen existiendo. Hay partido.  Ximo Puig va ganando sus últimas primarias. Uno nunca sabe si eso es bueno o malo, peor o regular. Los designios de la Mare de Déu del Sufragi de les bases socialistes anarco freaks son insondables. 2 únicos debates: mañana  en la SER y el miércoles en Blanquerías. Será la puesta de largo para la mayoría de electores y votantes del candidato -que “da por amortizado el Botànic”- del ciudadano García. Sus seguidores calientan -y se calientan- la campaña en las redes. Pero, la verdad, falta tensión sexual no resuelta. Aunque venga Odón Elorza. A quien realmente a uno le gustaría escuchar realmente es a José Luis Ábalos, del que se distancia, en esta aventura, Pedro Sánchez. Ferraz ha entrado en un ataque de arrepentimiento socialista por “el lío de València”. Tierra de pasión, artistas, amor y luz eterna. La orilla del mar dejada de la mano de Dios.

Alicante: primer chaparrón de 23,5 M en obras. Maceteros antiterroristas. Mataderos de conejos. Cucarachas y basura. La toxicidad de los graneles del puerto. Podemos a por los barrios. Guerra de horarios. El derecho de conquista de las sombrillas madrugadoras. 

El Festival de l’Alfàs del Pi premia a Julieta Serrano y a Javier Gutiérrez. Imperdible Bombas Gens de la Fundació per l’Amor al Art –de igual nombre que esta sección- de Susana Lloret y José Luis Soler. No es verdad que Javier Cercas, El monarca de las sombras, se haya tumbado, para posar, en todas las camas de la ciudad de Alicante. Empieza el FIB. Julianne Moore, embajadora de Save the Children, recrea obras de arte de la mano del fotógrafo Peter Lindbergh en Cultura Inquieta.

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