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tripartito y oposición se enzarzan con los mismos asuntos

La corporación ilicitana convierte el Debate del Estado de la Ciudad en una plataforma electoral

17/10/2018 - 

ELCHE. El martes tuvo lugar la segunda parte del Debate del Estado de la Ciudad de este año, tras la jornada del lunes, con protagonismo de las pedanías en su diagnóstico sobre la cosa municipal. Sin embargo, todo transcurrió con el guión esperado: guiño prácticamente de todos para las pedanías, defensa del alcalde Carlos González por su gestión —que no haya habido ningún desbarre importante le ha valido para repetir como alcaldable— y tras esta, un sinfín de críticas de la oposición, aprovechadas para que cada una contara su libro. Como también hizo el tripartito. Asimismo, el alcalde propuso "un gran pacto social y político para reclamar al Gobierno central las infraestructuras que necesita el municipio", un anzuelo que después utilizar a su favor si hay rechazos.

Varios presentes y muchos futuribles

Por su parte, González defendió la gestión, “a pesar de los errores”, aseverando que los frutos se van viendo, y puso en valor el avance en diálogo y cohesión del tripartito, así como de la subida del gasto social, la contención de la fiscalidad, las ayudas al IBI o la reducción de la deuda —en 62 millones de euros— a falta de grandes proyectos como los conocidos por todos. Sin duda buenos aspectos, pero más complicados de vender de cara al electorado al tratarse de mejoras intangibles. Mejoras que no tienen el mismo peso en la balanza que las actuaciones urbanísticas que llevan tiempo enquistadas —Mercado Central, peatonalización de la Corredora y situación de parte del comercio, Riegos El Progreso— que aún están en proceso —ampliación del Parque Empresarial, Campus Tecnológico, ampliación de IFA…—, o que aún están por desarrollar —centro diseño integral—. Una intervención en la que también entraron el pliego de la nueva contrata de limpieza, con recado al PP por prorrogar la contrata, y sobre todo un guiño a las pedanías, prometiendo mayor limpieza con el nuevo contrato y sendos consultorios médicos para Torrellano y La Marina —dos de sus quejas el día anterior—. Y para cerrar, calificó de cacicada e irresponsable la adjudicación del Mercado Central al partido entonces liderado por Mercedes Alonso poco a finales de la legislatura.

Cada partido con su libro

Lejos de un debate sosegado sobre cuestiones concretas, con un formato que tampoco ayuda, la oposición se dedicó a abrir las costuras de la gestión del equipo de gobierno, como si de un pleno ordinario se tratase —sin apenas público, de hecho, que sobre todo fue al debate con los colectivos—, y aprovechó para hacer propuestas de futuro, algo en lo que cayeron tanto gobierno como oposición. En lo referente a la oposición, Ilicitanos por Elche criticó que aún no ha llegado el pleno sobre las ordenanzas fiscales, tradicionalmente previo al pleno para aprobar los presupuestos, y la situación del comercio. Tras ellos, Ciudadanos con David Caballero siguieron jugando su estrategia de ‘alternativa responsable’: criticó al bipartidismo y defendió su “responsabilidad” al apoyar los presupuestos para después, como se ve ahora, hacer oposición. Una posición cómoda desde la que volvió a incidir en la falta de proyecto de ciudad, o un turismo infraexplotado, y donde puso encima de la mesa la rebaja del IBI y una parte de los Edusi para llevar a cabo sus propuestas inversoras, como condición para el apoyo de las cuentas, además de propuestas electorales como la creación de una única ventanilla municipal.

Si el portavoz naranja intentó ponerse solemne, erigiendo a su formación como herederos de los liberales de las Cortes de Cádiz para “una nueva era con un nuevo equipo de gobierno”, el su homólogo popular, Pablo Ruz, empezó apelando a sus raíces andaluzas y pasado migrante de su familia para empezar su speech. Sacó el látigo para las promesas incumplidas del tripartito, como “la ciudad libre de barracones en 2019”, lamentar el estado de las pedanías o defender su gestión en cultura en la pasada legislatura, con la apertura al público de diversos espacios patrimoniales. Por su parte, habló de su propuesta estrella, el auditorio de Candalix que pagaría la Diputación o la creación de un observatorio de empresa, además de enunciar medidas del ADN popular, como la rebaja de impuestos, ahora que Pablo Casado vuelve a mostrarse como el PP de siempre, “sin complejos”.

En lo referente a Mireia Mollà (Compromís) y Jesús Pareja (Partido de Elche), tres cuartos de lo mismo sobre la gestión tripartita, defensa de la misma con proyectos como la Capital Verde Europea 2030 o mejoras deportivas, cada uno en su parcela, además de haber arreglado “la herencia” del PP a nivel autonómico, como los terrenos para la UMH que asumió el Ayuntamiento, o la reactivación de los presupuestos participativos.

Por tanto, nada nuevo bajo el sol en este ‘debate’ del estado de la ciudad, con prácticamente lo mismo que el año pasado: descontento de las pedanías, defensa del equipo de gobierno en la gestión —con algún avance en los proyectos estructurales que andan lentos— con la baza de las mejoras sociales, y una oposición que habla de paralización y promesas incumplidas. Ahora, todo con un extra de ingrediente electoral que cada vez se hará más patente. Una vez superado este escollo, el peso de los tiempos cae en el presupuesto de 2019.


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