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De la labor social al negocio

ONCE: El conflicto laboral tras el cupón

La venta en bares, estancos o gasolineras de boletos de la ONCE ha desatado las críticas entre los vendedores de toda la vida, que ven  amenazado el futuro de cientos de puestos de trabajo creados originalmente para personas con discapacidad

| 04/07/2017 | 10 min, 38 seg

VALENCIA.- Jesús Vicente es, como tantos otros vendedores de la ONCE, uno de los protagonistas de su calle y de su barrio. Reparte suerte en la caseta de la calle Castell de Pop de Nazaret, estratégicamente situada junto a la carnicería y la pastelería del lugar. Lo hace desde hace doce años, tiempo en el que los avances tecnológicos han revolucionado —también— el mundo del juego. En efecto, hace no demasiado tiempo las cosas eran más sencillas para la ONCE, cuando apenas competía con Loterías y Apuestas del Estado. Entonces su oferta de azar —que, como es sabido, brinda una oportunidad laboral a miles de personas ciegas o con otras discapacidades— era una referencia obligatoria para los vecinos aficionados al juego. Ahora lo sigue siendo, pero menos, con cada vez más oferta alternativa y la gran amalgama de productos en la red que acapara la atención de los más jóvenes. En este contexto, a Jesús Vicente también le ha surgido la competencia de su propia organización, que vende directamente los cupones en los bares y estancos del barrio, según denuncia. «Desde 2011 vendo entre un 20% y un 30% menos», asegura.

Nuestro protagonista es uno de los vendedores críticos con el denominado Canal Físico Complementario (CFC) de la ONCE, impulsado por la organización en 2010 con el objetivo de incrementar la cuota en un mercado que estaba perdiendo. En definitiva, la ONCE extendió de esta forma la venta de cupones a establecimientos alternativos como bares, estancos, gasolineras, supermercados, quioscos u oficinas de correos. En materia laboral, esta iniciativa se ha convertido en la manzana de la discordia de la Organización Nacional de Ciegos de España. ¿Incrementa sus ventas? Por supuesto. Cuanto más puntos de venta, más ventas. Pero la pregunta que se hacen algunos va más allá del resultado: ¿Tiene sentido que la ONCE venda como cualquier otro actor del mercado cuando precisamente explota su producto en exclusiva por emplear a personas con discapacidad?

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«¡En absoluto! ¡No tiene sentido!», replica al respecto Jesús Vicente, que acusa a la ONCE de actuar «como una multinacional del juego» en lugar de como una ‘corporación de derecho público de carácter social y base asociativa’ —su naturaleza jurídica—. «A mí se me han juntado dos cosas. Por un lado tengo un estanco, ubicado a sólo 30 metros, vendiendo los mismos cupones que yo para el viernes y el fin de semana; y por otro que la ONCE ha dejado de controlar que los vendedores respeten sus zonas adjudicadas, y yo particularmente tengo a otro vendedor vendiendo en mi zona de acción», cuenta. «La organización ha dejado de ser lo que era. Ahora actúa como una empresa que sólo quiere resultados», lamenta.

Esta deriva competitiva de la ONCE cuenta con el visto bueno de UTO-UGT, su sindicato mayoritario, pero con la oposición de organizaciones como CGT, CSI-F o CCOO, que se muestran críticas con el Canal Físico Complementario. «Es un auténtico despropósito. Cabe subrayar que en la ONCE los trabajadores tienen que hacer una caja media de 210 euros al día, y que si están dos meses sin llegar a esa cifra se les puede sancionar o despedir. Bien, pues a esta presión la organización ha decidido sumarle los CFC. Es decir, hacerle la competencia a sus propios vendedores introduciendo la venta de sus mismos productos en bares y demás establecimientos, todo en un contexto de crisis y de mayor competencia en el sector del juego», denuncia al respecto Adolfo Martínez, representante en Valencia de la CGT.

Reducción de plantilla

CSI-F, por su parte, concreta que desde que se inició la comercialización de productos de juego a través del nuevo canal en mayo de 2010 —lo que supuso la incorporación al mercado nacional de 8.600 puntos de venta de productos de la ONCE—, «la plantilla de vendedores ha descendido considerablemente, pasando de 21.054 en 2010 a menos de 19.300 en la actualidad». «Eso no beneficia al vendedor, eso no mantiene los puestos de trabajo», critican desde la central sindical.

Pero la versión de la ONCE es bien diferente. La explica el propio delegado territorial en la Comunitat Valenciana, José Manuel Pichel, que atiende a Plaza en su despacho para abordar la situación laboral de la organización. El dirigente defiende con firmeza los pasos que se están dando y rehúsa las críticas de forma contundente. «Nadie, ni un solo vendedor de la ONCE en la Comuniat, está cayendo en ventas a causa de la entrada de los CFC. Ningún sindicato ha sido capaz de demostrarme eso. Ninguno. Y he de decir que, si así fuera, lo corregiríamos», asevera.

El XV convenio laboral de la ONCE ya incluyó que cualquier persona física o jurídica pueda vender cupones, circunstancia que se está extendiendo

«Es muy fácil lanzar esas críticas, decir generalidades, pero a la hora de la verdad, cuando hemos ido a comprobar los ocho o diez casos concretos que nos lo han transmitido a nosotros, nos hemos encontrado con que esos vendedores, lejos de vender menos, estaban mejorando sus resultados; eso o que el CFC ni siquiera estaba empezando en su zona. Las ventas de bares, estancos, gasolineras, quioscos... van dirigidas a un público nuevo, a gente que no era cliente de la ONCE. Son clientes que se incorporan y acaban comprando también a los vendedores», sostiene.

«Vayamos a los datos concretos», continúa el delegado territorial. «Las ventas de la ONCE crecieron un 2,3% entre 2014 y 2015, y la venta media por vendedor ha crecido un 3% en el mismo periodo, que es cuando ha empezado realmente con fuerza el Canal Físico Complementario. La realidad es que los vendedores están ganando más ahora que cuando no los teníamos. A 30 de julio de 2016 las ventas de la ONCE también estaban creciendo un 4,6%, y la venta media por vendedor, un 2,5%. Los datos lo dicen: estamos creciendo. Las comisiones de los vendedores también han crecido en 2015 respecto a 2014, en total más de un 4%. Todos los datos son mejores. No hay un solo sindicato que pueda discutirlos, porque son la verdad», sentencia.

Posturas «irracionales»

En efecto, organizaciones como CSI-F no cuestionan estas cifras pero consideran que tienen truco. Según el sindicato, los empleados logran mantener sus cifras de venta a base de trabajar más horas por el mismo salario. «La plantilla está haciendo una media de diez horas o más diarias. Hay compañeros con contratos de cuatro horas que están realizando más de ocho horas al día, y también se está trabajando de lunes a domingo. Algunos vendedores incluso lo hacen en periodos vacacionales», sostiene la central sindical. Preguntado al respecto, Pichel niega la relación de causa-efecto entre la llegada de los CFC y una prolongación de la jornada laboral, y agrega que trabajar más horas de las estipuladas siempre ha sido «una posibilidad de carácter voluntario».

«Se dicen tantas cosas... poco menos que se acusa a la ONCE de querer eliminar por completo la red de vendedores. Y es justo al contrario. Son nuestro ADN. En los últimos tres años y medio hemos creado 2.586 puestos fijos de vendedores. Es verdad que igual tenemos menos vendedores que hace unos años en términos absolutos, pero eso no tiene nada que ver con la venta en bares y quioscos, eso responde a que cada día se nos está ajustando más el mercado, a la competencia que tenemos de otros sectores», defiende el delegado territorial, que agrega que «un actor cuya cuota de mercado es sólo un 5,5%, como es el caso de la organización, sólo puede crecer». «Todo cliente que acceda a la ONCE por cualquiera de sus canales beneficiará al resto. Y cabe subrayar que se trata de algo que todos nuestros competidores ya tienen. La Lotería Nacional lo tiene, la Lotería de Cataluña lo tiene... Las posturas de estos sindicatos son, sinceramente, irracionales», denuncia.

«Se acusa a la ONCE de querer acabar con los vendedores pero en los últimos tres años y medio hemos creado 2.586 puestos fijos»

Pichel añade que en la Comunitat Valenciana «la ONCE no ha despedido a nadie» por no llegar al mínimo de ventas, si bien agrega que «son umbrales que tienen que existir, porque los vendedores compiten con grandes empresas y han de ser eficientes en su trabajo». «La ONCE es un ejemplo en materia laboral. El salario medio de todos los vendedores es un 23% superior al salario medio de todos los trabajadores de España, y si se compara con personas no cualificadas o con discapacidad ya no te quiero ni contar», afirma.

Lejos de esta descripción, Martínez dibuja un panorama de progresivo deterioro de las condiciones laborales en la ONCE desde la firma del 14 convenio. «El 30% de la plantilla es precaria, gente que está en sus primeros tres años y que cobra 690 euros al mes por la jornada completa y 350 euros por media jornada, mientras que los indefinidos tienen un sueldo de 999 euros», cuenta.

El representante sindical añade que la antigüedad de los empleados «fue congelada», circunstancia que tiene efectos negativos «tanto en la nómina como en la futura pensión, al no generar trienios y suponer una menor cotización a la Seguridad Social». «Todo mientras se le atribuye un salario anual al presidente de la ONCE, Miguel Carvalleda, de 250.000 euros brutos», subraya Martínez. Preguntado sobre los sueldos de los directivos, el delegado territorial afirma que están «lejísimos de esas cantidades», si bien rechaza contestar a la pregunta sobre cuál es exactamente el suyo.

«Contradicciones»

Martínez considera que con la decisión de la ONCE de incorporar los canales complementarios de venta la organización ha incurrido en serias contradicciones. «La entidad exige un mínimo de discapacidad del 33% para ser vendedor, pero a la vez está extendiendo la venta en bares, estancos o gasolineras sin que la venta deba realizarla ninguna persona con discapacidad. ¿Cómo se explica esto?», critica. Por otra parte, el representante sindical interpreta que la decisión de vender por esta vía «da la razón a la Organización Impulsora de Discapacitados (OID), cuya lotería es alegal —entre otros motivos— porque la entidad no acredita la incapacidad de sus vendedores», tal y como ha denunciado la ONCE en varias ocasiones. 

En el XV convenio laboral de la ONCE la organización ya incluyó expresamente que cualquier persona física o jurídica pueda vender cupones, circunstancia que, en efecto, se está extendiendo. La entidad ha llegado a un acuerdo con las agrupaciones falleras para que en las próximas fiestas las comisiones ya puedan vender productos de la ONCE. La decisión ha provocado manifestaciones de los sindicatos minoritarios, pero el delegado territorial considera que se ha tomado en la buena dirección. «Será un nuevo avance, porque nos dará acceso a una nueva bolsa de clientes», sostiene en esta línea Pichel, que no duda en afirmar que la organización «también tendrá que iniciar la andadura de la venta a través de Internet».

«Es adaptarse o quedarse en el camino», argumenta el dirigente, todo mientras vendedores como Jesús Vicente interpretan la jugada al contrario. «El escenario es cada vez de mayor presión y exigencia sobre los vendedores de toda la vida. Hay que trabajar más para cobrar lo mismo, competir contra un estanco que vende tus propios productos, contra otros vendedores que ya no respetan tu zona... Yo he tenido que alargar mi jornada diaria de las siete horas y media que hacía antes a un total de nueve, todo para sacar adelante las ventas. Esto va a acabar con nosotros», lamenta.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 27 (I/2017) en la revista Plaza

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