Ramírez: "Al final nos tendremos que sentar la Generalitat y yo"

Foto: Pepe Olivares
24/08/2017 - 

ALICANTE. Con su "al final nos tendremos que sentar la Generalitat y yo", el presidente del Hércules, Juan Carlos Ramírez dejaba bien claro este miércoles lo que él y su socio, Enrique Ortiz, esperan.

Lo contábamos este miércoles: los empresarios aspiran a que el banco del Consell se vea abocado a recurrir a una enajenación directa del lote que ya ha subastado sin suerte una vez y que integran el 15,07% de las acciones del Hércules y el derecho de crédito de 15,4 que mantiene contra la Fundación, en virtud del que están embargados los títulos del club propiedad de esta (el 72,69% del capital social). En dicha venta directa, los empresarios se ofrecerían a pagar solo 300.000 euros, el precio que consideran justo.

Así, lograrían ahorrarse los primero 300.000 y después 200.000 euros (el precio de salida de la segunda subasta será de 508.000) que el IVF ha aspirado a obtener con las sucesivas subastas para convertirse en propietarios del Hércules y es que Ramírez y Ortiz son los únicos a los que, pese a no conferir la subasta la propiedad del club, la titularidad de los bienes y derechos que integran el citado lote se la puede dar por su 'cercanía' del patronato de la Fundación: a diferencia de un tercero, tras la subasta Ortiz y Ramírez no encontrarían ningún obstáculo para ejecutar el citado embargo y convertirse en los dueños.

Pagar pero un precio razonable

Los empresarios no se niegan a pagar por el citado lote pero un precio razonable y el fijado por el banco del Consell no se lo parece (el presidente se refería este miércoles a los 600.000 euros como una "salvajada"). Ramírez mostraba este miércoles su respeto por la famosa tasación encargada por el IVF pero insistía en lo que viene defendiendo meses: que las acciones no valen nada.

Mensaje a terceros:  "Ahora que hay que dar el paso, nadie ha acudido a la subasta con el DNI en la boca"

El presidente del Hércules también aprovechaba que la primera subasta ha quedado desierta para enviar un recado a aquellos ("exjugadores y chinos", decía") que estos años se han postulado para hacerse con el club y que en esta ocasión no han dado señales de vida: "Ahora que hay que dar el paso, nadie ha acudido a la subasta con el DNI en la boca".

Lo anterior es tan cierto como que la subasta no confería la propiedad del club, si bien esos inversores o mejor dicho, quienes los traían presumían de que contaban con tal capacidad económica que no les hubiera costado hacerse con el club a medio plazo, una vez hubiese entrado ya en el consejo (con el 15,07% podían hacerlo) y fueran acreedores de la Fundación.

"Estoy abierto a que venga cualquier persona, pero no de los que revolotean por el fútbol sin poner un euro", señalaba el empresario vasco y presidente del club blanquiazul desde mayo que también pedía que se les deje trabajar porque "no hay mejor proyecto que los que estamos y queremos sacar esto adelante (...) Necesitamos tranquilidad y que no nos quedemos en el camino Enrique y yo. Lo que se necesita es ir paso a paso porque hay piedras que limar".

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