El sur del sur / OPINIÓN

Raúl Ortiz; Enrique Mérida

11/12/2016 - 

Llevamos sólo año y medio de nuevos gobiernos locales, denominados del cambio. Algunos son como los coches eléctricos, silenciosos, otros como un viejo Barreiros: hacen mucho ruido y no paran de sacar humo. El de Alicante es uno de esos. No de ahora, sino de hace tiempo. Lo curioso es que sus integrantes, PSPV, Guanyar Alacant y Compromís, se hallan cómodos en ese escenario.

Parecía que la incorporación de nuevos actores al lado del alcalde de la ciudad, Gabriel Echávarri, había traído algo de paz y sosiego: menos zarandeos públicos y cortocircuito de las redes sociales. La guardia pretoriana del primer edil era consciente de que había que maniatar los dedos revoltosos de un munícipe afable y cercano en las formas, pero furibundo y obcecado en los grandes debates.

Eso se ha conseguido en estos últimos meses. Negarlo sería faltar a la verdad. Pero hete aquí que saltó la polémica del Arca de Noé, un centro de tratamiento y acogida de animales regido por un hombre, Raúl Mérida. No le conozco personalmente, pero sólo puedo decir en los años que llevo ejerciendo de profesional en Alicante nadie ha hablado mal de él. Pero bueno, no es el caso. El caso es la gestión de su centro, que el Ayuntamiento de Alicante siempre delegó en Mérida. Ahora, parece que el centro se ha quedado obsoleto, no reúne las condiciones para albergar los animales que trata, etc...Pero al parecer, la cuestión no es de ahora, sino que lleva años acumulando deficiencias. La pregunta es por qué no se le retiró la gestión cuando se detectaron las supuestas irregularidades. En definitiva, ¿por qué a Raúl Mérida se le corta la gestión de su contrato, pese a que según el tripartito venía incumpliendo reiteradamente y en cambio, Enrique Ortiz sigue prestando el servicio, ya sin contrato y aprentándole las tuercas para que no incumpla?

Esa la pregunta que se debía hacer el tripartito, y sobre todo, los adalides de la izquierda que han querido convertir a Mérida en un Enrique Ortiz de los animales, pero sin bula, y a Enrique Ortiz en un Mérida pero con excusas para seguir ejerciendo. Y lo de peor de esto, el numerito de Compromís, de no voy a la junta de gobierno a no ser que me retraten. Y si posiblemente, el problema de la licitación de la limpieza de colegios, que también gestiona Enrique Ortiz, sea otra patata caliente que Compromís no acaba de resolver, pues a estas horas no hay contrato por miedo a que haya huelga y por lo tanto, no haya servicio. Miren quien lleva Contratación y Educación. Pues eso.

Los presupuestos de Alicante están complicados. O Sepulcre hace doblete, en el consistorio y en la diputación, o se prorrogarán. Echávarri ha provocado a Ciudadanos -conscientemente-. Él sabrá, pero la reacción de los naranjas en twitter ha sido como la del alcalde en sus inicios, de niño pequeño que se chiva a la profesora. La política es algo más serio. A Ciudadanos sólo debió decir "no" o negociar partidas, como en Elche. No un "ya veremos". Tenían en su mano haber puesto en un brete a Miguel Ángel Pavón, a Natxo Bellido y a Pedro de Gea. Comprendo que se sientan molestos, pero la política, desgraciadamente, son muchas tortas. Los aplausos no los regala nadie. Algo de eso ya escribí en nuestros inicios.

En definitiva, para que vean como está el nivel. En el momento que la ciudad necesita personas valientes, con proyectos decididos y que transformen la escena urbana, esto parece una clase de parvulario. Sólo nos faltaban las redes sociales para que ridiculizarse más cada uno. Estamos debatiendo de los animales, con todo el respeto, cuando hay afrentas más urgentes. Pues lo dicho, que siga la clase. Ya llegará el recreo.

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