Entrevista al autor del estudio crítico con aquella operación

Salvador Climent: "La venta del Banco de Valencia fue un rescate encubierto a Caixabank"

Foto: EVA MÁÑEZ
12/02/2017 - 

VALENCIA. Salvador Climent Serrano (Llombai, 1960), profesor de Economía Financiera y Actuarial de la Universitat de València, publicó en diciembre de 2015 en la revista Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa el estudio "¿Quién paga, quién gana? El caso de la venta del Banco de Valencia", editado posteriormente como libro por Editorial Académica Española. En él cuestionaba el proceso de venta del Banco de Valencia a CaixaBank, aprobado a finales de noviembre de 2012 y firmado en marzo del año siguiente, por el que esta entidad pagó un euro al FROB cuando su valor en el momento de consumarse la operación superaba, según Climent, los 4.000 millones de euros.

El propio autor reconoció en el estudio que no había contado con todos los documentos necesarios para conocer a fondo qué ocurrió en aquellas fechas y resaltó la falta de colaboración del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dependiente del Banco de España. Climent tiene ahora más elementos de juicio, ya que el Tribunal de Cuentas ha publicado un informe sobre la actuación del FROB en el rescate bancario en el que destaca numerosas irregularidades cometidas en aquel proceso.

-¿Qué le ha parecido el informe del Tribunal de Cuentas en lo que respecta a la venta del Banco de Valencia?

-El informe lo que hace es constatar las conclusiones que habíamos sacado en mis investigaciones: El Banco de Valencia valía mucho más de un euro. Incluso me había quedado corto en alguno de los aspectos de la valoración que hice. Los créditos fiscales, por ejemplo, los tenía valorados en un mínimo de 1.700 millones de euros y un máximo de 2.000, y sin embargo las bases negativas que el Tribunal de Cuentas obtiene son de 2.660 millones.

-Esas bases negativas son las que el Tribunal de Cuentas dice que se ocultaron al Gobierno en el memorándum de la operación de venta…

-No se hicieron públicas y no se tomaron en cuenta en la valoración para tomar la decisión sobre cuál era la forma más beneficiosa para los contribuyentes, si liquidación o venta. Solo poniendo esa cantidad ya rompía eso...

-Ya tenía que haberse optado por la liquidación.

-Sí. Quiero insistir también en las formas de valoración. En la mayor parte de las empresas la valoración se hace por flujos de caja actualizados. Sin embargo, el principio primordial en la valoración de las empresas que se van a vender es el objetivo de la venta. En este caso, el objetivo de la venta, y por eso se hizo tan apresurado, es porque CaixaBank, en 2012, ve a final de año que va a presentar unas pérdidas de más de 3.000 millones de euros, no las puede esconder, y entonces pide ayuda. Pide ayuda y la solución que le dan por parte de la Administración es una inyección de fondos públicos de manera encubierta. 

Foto: EVA MÁÑEZ

-¿De qué manera?

-En ese momento, había un acuerdo tomado por la junta general del Banco de Valencia de hacer una ampliación de capital, porque con los 1.000 millones iniciales de recapitalización el presidente Iturriaga había dicho que era suficiente. Se aprobó a finales de mayo. Sin embargo, pocos meses después cambia la situación y en diez días se aprueba una venta sin cumplir toda la reglamentación que debía cumplir, según el Tribunal de Cuentas. El Banco de España también tiene una gran responsabilidad, doble. Por una parte, si el Banco de Valencia estaba mal, lo tenía que haber dicho bastante antes. Lo que no puede ser es que un banco de 20.000 millones, de la noche a la mañana, en menos de un año, tenga unas pédidas de 6.000. Eso descalifica de por sí al Banco de España, y los profesionales que trabajan en el Banco de España son muy buenos. Por lo tanto, no es culpa de estos profesionales sino de quien dio orden de que no afloraran esas pérdidas cuando empezaron a producirse en 2006, 2007, 2009, 2009, etcétera. Aparte de que no eran tantas pérdidas, ni mucho menos, porque lo que se ha demostrado es que la inyección de patrimonio neto a Caixabank fue de, como mínimo, 5.000 millones de euros.

El señor Iturriaga en el momento que dejó de ser el gestor del Banco de Valencia entró como consejero en las empresas que ya en ese momento tenía Caixabank

-¿Cómo llega a esa cifra?

-Estamos en Basilea III, Caixabank tiene unas pérdidas de 3.000 millones. A Bankia la intervienen el año anterior y ahora están obligados a intervenir Caixabank, pero las consecuencias a nivel internacional no sabemos hasta dónde podrían haber llegado, porque la crisis financiera y la desconfianza en el sistema financiero español habrían sido tremendas si después de Bankia se interviene la otra gran caja. La valoración de los 5.000 millones simplemente son cifras contables, porque Caixabank lo que necesitaba era dinero de contabilidad, del balance, y ese dinero le viene primero de los 2.200 millones de fondos propios que tiene el Banco de Valencia y de los 2.000 millones de activos fiscales. Y después, también consigue, y eso se ha demostrado, del exceso de provisiones que había sobre todo en los créditos. El Esquema de Protección de Activos (EPA) no se ha cumplido.

-Es cierto, el FROB no ha tenido que poner, de momento, ni un euro del EPA.

-Al contrario, le ha tenido que devolver Caixabank dinero porque había sobredotación. Ahora bien, el EPA solo cubría una parte. Si había sobredotación en esa parte, en el resto también habría y, por lo tanto, Caixabank ha ‘desdotado’, y ha ‘ganado’, porque pérdidas que estaban contabilizadas pero que no se habían producido son ahora beneficios.

-¿Significa esto que Caixabank está ganando dinero al quitar dotaciones que se hicieron de más en el Banco de Valencia?

-Exacto. Las hizo Iturriaga, las hizo el FROB cuando estaba Iturriaga gestionando el Banco.

-¿También de las antiguas participadas del Banco de Valencia que está vendiendo?

-En todas las masas patrimoniales de las que he podido encontrar información, en todas, hay exceso de dotaciones. Por ejemplo, en las participadas tenemos que Caixabank se ve obligada por problemas de competencia a vender Aguas de Valencia, que era una participada del Banco de Valencia, y gana 32 millones en una venta no negociada cuyo precio es producto de la valoración de un tercero, al no ponerse de acuerdo comprador y vendedor. Había exceso de dotaciones.

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-¿Cree que se dotó en exceso deliberadamente para aumentar las pérdidas del Banco de Valencia?

-Esa pregunta es muy delicada. Lo que sabemos es que el señor Iturriaga en el momento que dejó de ser el gestor del Banco de Valencia entró como consejero en las empresas que ya en ese momento tenía Caixabank. No se puede afirmar, pero se puede sospechar que el exceso de celo aplicado en la dotación de provisiones es muy evidente, y en los pocos datos en que se ha podido contrastar lo hemos visto. Lo hemos visto en las participadas, lo hemos visto en la parte más importante, que es los créditos a clientes, el EPA no se ha hecho, e, incluso, con dotaciones sobre deuda pública española.

-¿El FROB, que dependía del  hizo dotaciones sobre deuda pública española?

-Sí. La valoración de activos financieros de deuda pública tenía una parte dotada. Era deuda de cuando la prima de riesgo española estaba alta. Ahora está baja y el valor de los activos sube, el valor de mercado es muy superior al nominal. Por lo tanto, el banco ha ganado dinero. Sin embargo, había dotado, cosa que no se puede comprender de ninguna manera. Y después había unos 20 o 30 millones de acciones de renta variable, en la que la dotación era mayor.

No había ninguna prisa en vender. Lo que descalifica todo es por qué hay esa prisa. Lo hacen cuando el banco está completamente saneado

-Usted pidió en su día que se investigara, por ejemplo, la actuación de la consultora Oliver Wyman…

-En el informe del FROB dicen que se reanuda la venta por el informe de Oliver Wyman, que tiene dos escenarios. El el escenario base dice que hace falta una capitalización de 1.800 millones. Al pasar los años, ese escenario ha resultado ser peor que la realidad. Por lo tanto, esos 1.800 millones tenían que ser menos, pero en vez de dotar menos de los 1.800 millones dotan 4.500 más. Es sospechoso que en lo que se basa ya no se cumple, y más sospechoso es que, según se deduce del informe del Tribunal de Cuentas, Oliver Wyman cobra 660.000 euros en diez días por un informe que, como poco, es muy dudoso, y que se desdice del informe que había hecho pocos meses antes. 

-La Audiencia Nacional rechazó el año pasado el recurso contencioso-administrativo contra la venta, presentado por accionistas minoritarios. ¿Conoce la sentencia? 

-Está en marcha aún, recurrida. Hay una en el Supremo y otra actuación judicial que está en proceso. Lo sé porque han tomado mi artículo como base pericial para la demanda.

-El tribunal justifica que se saltasen algunos trámites en la venta por la urgencia que había en aquel momento.

-No había ninguna prisa en vender. Lo que descalifica todo es por qué hay esa prisa. Si nos hemos esperado seis meses desde que se inició la venta y en esos seis meses se hace una junta general en la que se toma una decisión que es completamente diferente, ¿por qué en un momento determinado que es justo a final de año se tiene que tomar una decisión tan relevante que le cuesta al Estado el 0,5% del PIB español y se toma esa decisión en tres días? Lo hacen cuando el banco está completamente saneado, le habían hecho una depuración enorme, todo lo malo lo habían sacado ya afuera, el banco que antes llamaban ‘la joya de la Corona’ ahora sí que era la joya de la Corona porque era supersólido, porque todo lo que eran activos tóxicos o dudosos ya no estaban. Toman una decisión en diez días. Una decisión de este calibre no se puede tomar en diez días, no es justificable de ninguna manera.

-¿Y a qué se pudo deber?

-Estoy convencido de que una de las posibles causas fue el rescate encubierto a Caixabank. El motivo es lo que ya no está tan claro, si por evitar que el sistema financiero español tuviera otro problema internacional, por pedirle un favor a Caixabank para que se postulara de una determinada forma en el tema soberanista, porque los catalanes pedían un pago para eso mismo y como siempre la moneda de pago ha sido la Comunitat Valenciana... El porqué no lo sé, pero que ha sido un rescate encubierto a Caixabank, sin duda. 

-¿Cambiará algo de su informe tras conocer el del Tribunal de Cuentas?

-Lo que tengo previsto es ir ampliando el trabajo con los datos del Tribunal de Cuentas, ya que me quedé corto y muy conservador, y con lo poco que va saliendo del FROB sobre el EPA.

Foto: EVA MÁÑEZ

-¿Qué le parece la actitud que han tenido los políticos y empresarios valencianos en este asunto?

-Me parece muy mal. No la entiendo como valenciano. El sistema financiero valenciano representaba en 2010 el 20% del sistema financiero español. La Comunitat Valenciana es el 10% y el sistema financiero era el 20%. Cualquier ciudadano de la Comunitat salía a la calle y veía oficinas de Bancaja, de la CAM o del Banco de Valencia. Estas tres entidades tenían la sede social en la Comunitat y, además de la sede social, que tiene poca importancia, lo más relevante es que los criterios por los que se regía se decidían aquí. Otra cosa es que fueran buenos o malos, eso es otra cosa, pero sí que tenían la manera de pensar, la idiosincrasia, la forma singular que tenemos los valencianos, que es diferente a la de otras partes como pueden ser Cataluña, Madrid o el País Vasco. Ahora salimos y nos encontramos con oficinas del Sabadell, cuyo poder de decisión está en Cataluña; de Caixabank, cuyo poder de decisión está en Cataluña, y de Bankia, que está regida por un ejecutivo vasco y el poder de decisión está en Madrid. Y no tenemos una entidad de crédito valenciana fuerte. No entiendo como todo el espectro político, el PP, el PSOE, Ciudadanos, Compromís y Podemos, no han hecho una comisión de investigación por lo menos para saber qué pasó. Que después tomarán las decisiones que sean, pero han desmantelado todo nuestro sistema financiero y los políticos, en general, y especialmente los valencianos, no es entendible que no tomen una decisión de intentar por lo menos averiguar qué ha pasado. Son fondos públicos, deben de velar por la eficiencia de los fondos públicos y el rescate del sistema financiero español ha sido eficaz, pero no ha sido eficiente. 

Todas las cajas estaban mal. Pero que no funcionen bien no significa que eliminen las cajas valencianas y dejen las catalanas o que las catalanas se impongan dentro de las valencianas

-Lo cierto es que la situación de las cajas y del Banco de Valencia era bastante mala…

-Todas las cajas estaban mal. Todas son todas. Las únicas que se podrían librar son las cajas vascas e Ibercaja. Después estaban todas al mismo nivel y había algunas que estaban aún peor, como Caixa Catalunya, la CAM y Caja Castilla-La Mancha. Que la gestión pública de la cajas no era la mejor, en eso estamos de acuerdo. Pero que no funcionen bien no significa que eliminen las cajas valencianas y dejen las catalanas o que las catalanas se impongan dentro de las valencianas. En mi artículo pongo una fórmula que habría sido la mejor, más eficiente y con un coste menor. Se debía haber intervenido, no hay duda, se tenían que haber inyectado los 5.000 millones, pero se tenían que haber invertido simplemente en Banco de Valencia y Bancaja. Y que Bancaja no hubiese hecho la fusión con Caja Madrid, que nos ha costado 23.000 millones. Bancaja, con el Banco de Valencia y los 5.000 millones era supereficiente con unos buenos profesionales.

-Pero cuando se hace la venta del Banco de Valencia ya se habían fusionado Bancaja y Caja Madrid.

-Sí, pero se sabía. En lugar de presionar a Bancaja para que se fusionara con Caja Madrid, porque esas presiones existieron, lo ha dicho José Luis Olivas, deberían haber dicho: vamos a intervenirte y creamos un grupo con el Banco de Valencia con un consejo de administración profesional. 

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