el sur del sur / OPINIÓN

Que nos espera este 2022

2/01/2022 - 

Hace un año, cuando despedíamos 2020, el año del inicio de la pandemia, y arrancábamos el 2021, llegué a la conclusión de que habíamos salido más fuertes por todo lo generado por la crisis sanitaria. Y si no en todo, en muchas facetas: industria resiliente; sector agroalimentario potente y aceleración de la digitalización. Las dos primeras fortalezas siguen dando muestras de ello, la tercera sigue teniendo asignaturas pendientes.

A nivel ciudadano, también se produjeron dos avances importantes, desde mi modesto punto de vista: la población había cambiado su concepción de los espacios públicos; los han puesto en valor y los reclama (y sigue reclamando) como zona de disfrute, y también ha valorado más toda la economía de proximidad. Ahora afrontamos 2022 de manera muy diferente, aunque yo diría de que manera inesperada: nadie auguraba el impacto de la variante Ómicron, aunque las restricciones han sido muy inferiores a otra ola, y sobre foto con escenario macroeconómico muy diferente: la oferta no está todavía preparada para atender la demanda (embalsada) y, por tanto, hay una inflación desmesurada y una crisis de suministros del que no auguramos su final. 

Con este contexto, afrontamos el 2022. La alegría sigue yendo por barrios. La industria debe completar su proceso de adaptación a los nuevos hábitos de consumo; la agricultura, como parte de la industria, tiene que sortear el alza de los costes energéticos, y la escasez de materias primas; los servicios deben mejorar en su transformación digital y el turismo necesita el control de la pandemia para que la movilidad vuelva a la normalidad absoluta. Aunque muchos procesos se han relocalizado -y más que lo harán en los próximos años- seguimos tenemos mucha dependencia de la globalidad, aunque sea continental. Para lo bueno y para lo malo. Para volver a la normalidad en la industria turística y de ocio; para seguir exportando como los hacemos, en cifras récord. Esta es la doble contradicción que nos tocará siguiendo viviendo, y además con los precios al alza. Esa es una de las grandes incógnitas. ¿Cuándo trasladarán los productores el alza de los costes al precio final? ¿Y en qué condiciones? ¿Lo podrá soportar el mercado?

En lo doméstico, hay menos incógnitas abiertas. Los servicios públicos siguen necesitan inversión y refuerzo. En cuanto a la inversión en infraestructuras, la Comunitat Valenciana, pero fundamentalmente la provincia de Alicante necesita saber cómo se concreta ese fondo extra de inversión que el Estado transferirá a la Generalitat Valenciana para infraestructuras. Sabemos que una parte es para ampliar la red Tram, pero desconocemos cómo se articulará el resto, pese a la que lista de reivindicaciones es conocida y me atrevería a decir que cuenta con un mínimo consenso. Otra cosa es la determinación con la que se afronta y quién lo ejecuta. Todos sabemos que necesitamos mejorar la Cercanías, el desdoblamiento de varias carreteras (N-332 y A-70); nuevos accesos a la AP7, el AVE entre Alicante y València, y la puesta en marcha de los tramos pendientes de la línea 9 del Tram (el tren de la costa ya ni lo menciono porque no lo veo factible a corto plazo). En resumen, mejorar las conexiones y la red de transporte público interior, pues la exterior es cuando menos presentable, con un aeropuerto potente y cuatro estaciones de AVE. Asumimos que esto va a cuentagotas; lo que es no merece vacilaciones o abstracciones es la falta de voluntad política hacia determinados proyectos. Los fondos europeos son importantes, por supuesto, pero merecen un diagnóstico aparte.

En lo político, aunque no hay elecciones, en el imaginario de todos está que este 2022 va estrenar un nuevo ciclo electoral. El PP, opado Ciudadanos -que también se lo ha ganado en parte no sólo por lo que dijo Arrimadas de no saber negociar los acuerdos de 2019, sino por no saber diferenciarse de sus socios de gobierno allí donde gobierna-, se la juega a la suma con Vox; la izquierda, a sobreponerse al desgaste, el de las personas, y al de las siglas. Y en este juego de bloques, como es sabido, nadie es prescindible. La contienda política, de momento, se afronta así. Todos deben cuidarse bien, si quieren llegar con opciones a la meta. Y en algunos casos ya se observan muestras de cansancio. Y las elecciones no sólo se ganan por aciertos, sino que se pierden por errores, que generan, a su vez, desmovilizaciones. Esto es lo que nos espera en este 2022, covid mediante, y esperemos que sea su final. Feliz 2022. Bon Any Nou. 

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